Felipe González advierte de que el voto no puede imponerse a la ley

    • "Para cambiar la ley hay que aceptarla. La única manera de garantizar la convivencia es el respeto de la ley”", afirma con respecto al desafío independentista catalán.
    • González reconoció que el “único punto de encuentro” que ha existido en España desde 1812 se produjo en 1978 con la aprobación de la Constitución.
El expresidente del Gobierno, Felipe González.
El expresidente del Gobierno, Felipe González.

El expresidente del Gobierno Felipe González advirtió este sábado de que ante el desafío independentista de Cataluña la “legitimidad del voto” no puede imponerse a la ley, ya que el respeto a ésta es la “única manera” de garantizar la convivencia.

En el homenaje al histórico dirigente socialista vasco Txiki Benegas que los socialistas han organizado en San Sebastián, González llamó la atención sobre el hecho de que actualmente parece “más fácil entenderse contra algo en lugar de disfrutar cuando disponemos de todo”. Esto le sirvió para aseverar que “no hay patria sin fratría”, puesto que, a su juicio, “sólo se construye un espacio público compartido sobre el respeto a la ciudadanía, que es lo que nos permite ser libres y responsables”.

González, que advirtió sobre la tentación de “anteponer el sentimiento de pertenencia al concepto de ciudadanía”, utilizó la figura de Benegas para manifestar que “sólo se puede ser libre en una sociedad democrática, donde todos son libres y nadie impone su sentimiento de pertenencia sobre otros”.

El expresidente mostró su preocupación ante la existencia de un “problema español” y porque en Cataluña haya un “problema catalán”, al tiempo que alertó sobre el “problema de proyecto de país que existe en España. González, que reconoció que el “único punto de encuentro” que ha existido en España desde 1812 se produjo en 1978 con la aprobación de la Constitución con el consenso de todas las fuerzas políticas, sentenció que “este adanismo que veo en los nuevos partidos es un error”, ya que “el pasado es como una mochila y cuando lo olvidamos la mochila es caprichosa y se nos pone delante. Hay que cambiar construyendo sobre lo hecho”
En este sentido, apeló a “recuperar sentido de país”, puesto que “no hay una sola sociedad que no sea a la vez diversa y plural y es imposible organizar una estructura democrática sin aceptar esa diversidad. Y cuando no se acepta, se tensa la cuerda y la sociedad se torna no gobernable”.

Por ello, avisó de que "la legitimidad del voto no puede estar por encima de la ley, sino en el ámbito de la ley. Para cambiar la ley hay que aceptarla. La única manera de garantizar la convivencia es el respeto de la ley”. Por último, confesó que a sus 74 años cada vez aprecia más la democracia y teme cómo progresivamente se diluye ese concepto. “Es ahora el momento de practicar el liquidacionismo de patrias nuevas”, concluyó.

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