Fernández juró por Kirchner y anunció más de lo mismo

  • Cristina Fernández rompió hoy el protocolo al jurar su segundo mandato presidencial por la memoria de su esposo y antecesor, el fallecido Néstor Kirchner, antes de estrenarse con un discurso previsible, autocomplaciente y carente de compromisos de futuro.

Mar Marín

Buenos Aires, 10 dic.- Cristina Fernández rompió hoy el protocolo al jurar su segundo mandato presidencial por la memoria de su esposo y antecesor, el fallecido Néstor Kirchner, antes de estrenarse con un discurso previsible, autocomplaciente y carente de compromisos de futuro.

Vestida de riguroso luto, Fernández juró sobre la Biblia desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidenta de la nación y agregó: "si así no lo hiciera que Dios, la Patria y él (Kirchner) me lo demanden".

De inmediato, visiblemente emocionada al recordar a su esposo, fallecido en octubre del pasado año, recibió de manos de su hija menor, Florencia, la banda presidencial y tomó ella misma el bastón de mando.

Fernández logró así evitar cualquier protagonismo del vicepresidente saliente, Julio Cobos, encarnizado enemigo político de los Kirchner, quien debería haber conducido la ceremonia de juramento.

Hasta ahí las novedades de una jornada que se convirtió en una fiesta oficialista en las calles de Buenos Aires, colapsadas por las organizaciones peronistas movilizadas desde distintos puntos del país.

En contraste con las sorpresas del ceremonial de juramento, el discurso de asunción de Fernández fue una suerte de "más de lo mismo", con una agotadora enumeración de los logros de su gestión desde la asunción de Néstor Kirchner, en 2003, y un rosario de cifras ya conocidas que la mandataria desgranó durante una hora y cuarto.

Con el aval del 54 por ciento de los votos conseguidos en las elecciones del pasado octubre y con mayoría absoluta en el Parlamento, la presidenta estrena cuatro años de legislatura con las manos libres para manejar a su antojo las riendas del país.

"No soy la presidenta de las corporaciones, soy la presidenta de los 40 millones de argentinos", afirmó en una intervención en la que apeló a la responsabilidad de empresarios y sindicatos para mantener el rumbo de la economía argentina.

La presidenta volvió a hablar de la "sintonía fina" del modelo económico que anunció hace semanas, pero evitó mencionar temas polémicos como la inflación o la eliminación de subsidios y se limitó a anunciar la creación de un par de secretarías para apoyar la innovación y la competitividad.

Aprovechó para insistir en que Argentina ya pasó hace una década por la crisis que sacude ahora a la eurozona y no escatimó críticas sobre el modelo europeo: "ellos (la UE) gobiernan con metas de inflación y nosotros con metas de trabajo, crecimiento y empleo. Esos son los ejes de nuestro Gobierno y van a seguir siendo", dijo.

Como era de esperar, reivindicó la lucha por la defensa de los derechos humanos y su apuesta por la integración regional, antes de concluir con un emotivo agradecimiento "a los millones de argentinos que confiaron en este proyecto y en esta presidenta".

En el Congreso, ministros, legisladores, funcionarios y dirigentes oficialistas transformaron la ceremonia en una celebración peronista, mientras la presidenta a duras penas logró contener la emoción, seguida muy de cerca por sus dos hijos, su madre y su hermana.

También desde una posición privilegiada siguieron el acto los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Brasil, Dilma Rousseff; Chile, Sebastián Piñera; Honduras, Porfirio Lobo; Uruguay, José Mujica; Paraguay, Fernando Lugo, y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

Una vez concluida la ceremonia, la presidenta se dirigió en un vehículo oficial hasta la Casa Rosada, donde tomará juramento a su nuevo Gobierno, un equipo con solo tres caras nuevas: Juan Manuel Abal Medina, jefe de Gabinete; Hernán Lorenzino, ministro de Economía y Norberto Yahuar, al frente de Agricultura.

Mientras, en la emblemática Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, miles de personas siguen la "fiesta de la patria", como el Gobierno ha bautizado este festival de música pop que recibió a la presidenta con el tema "Avanti morocha", convertido en todo un clásico después de que fuera utilizado por sectores oficialistas durante la campaña electoral.

Un fiesta similar a la que celebró la primera asunción de Fernández, en 2007, cuando, vestida de blanco, tomó el bastón de mando de manos de su esposo y la pareja celebró el triunfo que la convirtió en la primera presidenta argentina elegida en las urnas, tras conseguir el respaldo del 45 por ciento de los votos en las elecciones. EFE

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