Francia saluda en compromiso de Argentina "contra la impunidad" en caso ESMA

París, 27 oct.- El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, saludó hoy la decisión de la justicia argentina de condenar a cadena perpetua a Alfredo Astiz, entre otros, en la histórica causa por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).

"Saludo esta decisión que honra a Argentina y su compromiso en la lucha contra la impunidad de los crímenes cometidos bajo la dictadura militar y por la justicia", declaró en un comunicado Juppé.

El máximo responsable de la diplomacia gala recordó que Francia apoya "de manera permanente al Gobierno argentino desde la decisión de 2003 de invalidar las leyes sobre la impunidad y de asumir así, valientemente, su deber de memoria".

"De nuevo, saludo la voluntad política que anima a las autoridades argentinas" a este respecto.

Juppé recordó que el Tribunal de Apelación de París condenó en 1990 y en rebeldía a Astiz a cadena perpetua, como ha hecho ahora el Tribunal Oral número 5 de Buenos Aires.

"Francia se felicita de la excelente cooperación" en la "lucha contra la impunidad y en la defensa de los derechos humanos", destacó Juppé.

El ministro de Exteriores destacó que "esta acción común ha llevado a la adopción de la convención internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzosas, firmada en París en enero de 2007, que entró en vigor en diciembre de 2010".

Unos 180 testigos han prestado declaración durante 22 meses ante el tribunal en el primer tramo de la causa sobre los delitos en la ESMA, por donde se calcula que pasaron unos 5.000 detenidos ilegales de los que apenas sobrevivieron unos cientos durante la dictadura militar (1976-1983).

En conjunto, el tribunal ha juzgado a 18 imputados por 85 delitos, entre ellos los asesinatos de Esther Ballestrino de Careaga, Azucena Villaflor y María Ponce, fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, y de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, del llamado grupo de la Iglesia de Santa Cruz de Buenos Aires, donde se reunían familiares de desaparecidos.

Todas ellas fueron secuestradas por un grupo militar entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 al mando de Alfredo Astiz, condenado ahora por crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA.