Fraser y Haas hacen fresca música escocesa para no pegar los pies al suelo

  • Alasdair Fraser, "el michael jordan" del violín escocés, y la chelista Natalie Haas llevan doce años explorando el alma de los ritmos "scottish" y ahora acaban de editar "Highlander's farewell", una "fresca" aproximación a la tradición que el violinista hizo tan popular en filmes como "Titanic".

Madrid, 29 nov.- Alasdair Fraser, "el michael jordan" del violín escocés, y la chelista Natalie Haas llevan doce años explorando el alma de los ritmos "scottish" y ahora acaban de editar "Highlander's farewell", una "fresca" aproximación a la tradición que el violinista hizo tan popular en filmes como "Titanic".

Haas (San Francisco, 1983) no había nacido cuando Fraser (Clakmannan, 1955) llevaba ya más de veinte años tocando el violín, aunque "la vida" le había llevado por derroteros tan apartados como la Petrofísica, a la que se dedicó hasta 1985 sin dejar nunca de "soñar con la música".

Haas y Fraser, que actuarán mañana en Zaragoza, el jueves en Madrid y el viernes en Tudela, explican en una entrevista con Efe que su unión funciona "perfectamente" porque el ritmo del violín y el del chelo son muy similares: "intensos, hechos para animar, tanto en la batalla, como el amor o el baile".

"El chelo -aseguran rotundos- es el corazón de la música tradicional".

Con los ritmos escoceses, afirman, "es imposible mantener los pies pegados al suelo, y el chelo combina de forma fantástica con el violín, porque su textura natural condensa perfectamente ese compás tan enérgico".

"La música escocesa, que no es sólo la celta -propia del oeste-, expresa el alma de la gente, tanto la alegría como la tristeza, y tiene influencias escandinavas, francesas e inglesas".

Haas, graduada en la prestigiosa Juilliard School of Music, cree que en su "ensemble" funcionan como los grupos de jazz, con esa "telepatía" que permite anticiparse casi a cualquier movimiento del compañero para seguirle en su viaje melódico.

"Hemos elaborado un nuevo lenguaje para comunicarnos", se ríe Haas, que cree, al igual que Fraser, que la música escocesa, lejos de ser repetitiva, contiene "tantos detalles" por descubrir que es imposible que sea "siempre lo mismo a pesar de ser siempre igual".

El reto en cada actuación, dicen, es encontrar nuevas texturas, sonidos y matices en unas composiciones que conocen al dedillo pero que siempre se revelan "nuevas".

Los 13 temas de "Highlander's farewell" -el tercero de sus discos juntos- son canciones tradicionales y nuevas composiciones de Fraser que guían "un viaje bailando de corazón a corazón".

Fraser, que ha colaborado con grupos tan diversos como la Master Chorale de Los Angeles, los Waterboys o los Chieftain, explica su "anterior vida" dedicado a la Física porque "cuando era joven" no sabía que sería de él, y, "quizá por accidente", eligió esos estudios y luego encontró trabajo.

"Un día me di cuenta de que la música era lo más importante para mí. No es algo trivial en mi vida, sino algo fundamental".

El músico y compositor está "encantado" con la recepción del público español, su forma de apreciar "el arte", de la música a la comida: "Mucha gente -dice- podría aprender de eso".

Al compositor, que firma algunas de las composiciones más conocidas de "El último mohicano", "Titanic" o "Wyatt Earp", le encantaría volver a componer para el cine, y que le propusieran algún tema "que no fuera épico" porque, asegura, "el mundo es muy grande y emocionante".-

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