Gandhi y Modi anticipan el debate electoral en la India

  • Rahul Gandhi y Narendra Modi han ofrecido este mes un anticipo de lo que será el próximo debate electoral en la India, con la presentación de su ideario político a un año de los comicios generales de 2014 en el gigante asiático.

Alberto Masegosa

Nueva Delhi, 14 abr.- Rahul Gandhi y Narendra Modi han ofrecido este mes un anticipo de lo que será el próximo debate electoral en la India, con la presentación de su ideario político a un año de los comicios generales de 2014 en el gigante asiático.

Ni Gandhi ni Modi han sido formalmente nominados, pero ambos son de largo los favoritos en las quinielas que se barajan en los dos grandes partidos indios para designar candidato a ocupar la futura jefatura de Gobierno de la considerada mayor democracia del mundo.

Heredero de la dinastía Nehru-Gandhi -que ha dado tres primeros ministros y ha liderado la mayoría de los ejecutivos desde que el país logró en 1947 la independencia-, Rahul saltó a la palestra el día 4 para defender un modelo de "desarrollo que no sea excluyente".

"Se equivoca quien piense que una persona cambiará el país. El país sólo lo cambiaremos todos", proclamó en un foro empresarial, en línea con el populismo progresista que caracteriza a la formación de su familia, el Partido del Congreso, actualmente en el poder.

Tras subrayar la necesidad de integrar a minorías religiosas y castas bajas -tradicionales bolsas de votantes del Congreso-, Rahul Gandhi dejó en el aire su propio proyecto personal, al calificar de "irrelevante" su eventual aspiración a liderar el próximo gabinete.

El delfín de los Nehru-Gandhi, de 42 años, ha permanecido hasta ahora en segunda fila -a la sombra de su madre Sonia, que controla el partido, y del primer ministro, el octogenario Manmohan Singh-, lo que suscita dudas sobre su preparación e intenciones de futuro.

Modi representa la situación contraria; proclama sin ambages su ambición de convertirse en el próximo primer ministro después de haber acreditado capacidad de gestión como jefe del Gobierno del estado de Gujarat, en el oeste y uno de los más prósperos del país.

Tras la intervención de Gandhi, Modi eligió una conferencia de mujeres para denunciar en duros términos el día 8 la indefensión y la marginación del género femenino, y responsabilizar del panorama a un Gobierno al que tilda de "débil, ineficaz y corrupto".

De 72 años, Modi cuenta con apoyo entre la clase media, pero su radicalismo hindú despierta recelos en el exterior de partido, el conservador Bharatiya Janata Party (BJP), en la oposición y en cuyo interior tampoco le faltan rivales en la lucha por el liderazgo.

"Las opciones de Gandhi y Modi son diferentes. Gandhi será el candidato si él quiere, que es lo que no está del todo claro. Modi sí que quiere, pero en su caso no decidirá él, sino el partido", dijo a Efe Uday Bashkar, del centro de estudios South Asia Monitor.

"Creo que Rahul acabará aspirando a ser primer ministro, pero si en el Congreso creen que aún no esta listo quizá asuma una mayor responsabilidad, junto a Sonia y Manmohan Singh, y el actual binomio podría pasar a ser una especie de triunvirato", apuntó Bashkar.

Para la analista Rashmi Saksena, "el Congreso necesita un Gandhi aunque el apellido no tenga el eco mágico que tenía antes. El problema es que no sabe cómo es Rahul porque está sobre protegido por su madre, y parece que se resiste a asumir más responsabilidad".

"De Narendra Modi se sabe que es un buen gobernante, pero tiene oposición en su propio partido por razones personales y es posible que al final no sea la cabeza de cartel del BJP sino algún líder veterano como (Lal Krishna) Advani", apuntó la experta local.

Saksena recordó que el radicalismo hindú de Modi es un freno para que su candidatura reciba el respaldo de partidos que son aliados tradicionales del BJP y que serían necesarios para conformar una nueva mayoría, debido a la fragmentación parlamentaria india.

La analista subrayó que esa desconfianza es mayor en las regiones con fuerte presencia de minorías islámicas, debido a la presunta implicación de Modi en las matanzas de musulmanes de 2002 en Gujarat, que segaron la vida de más de un millar de personas.

El primer desafío en ese sentido se ha producido este fin de semana, cuando el Janata Dal United (JDU) -formación del norteño estado de Bihar que vota junto al BJP en el Parlamento de Nueva Delhi-, ha exigido que el candidato de la oposición sea "secular".

Aunque Modi niega cualquier culpabilidad, y la justicia se ha abstenido de imputarle, los asesinatos masivos de hace once años también le han acarreado al jefe de Gobierno de Gujarat cierto grado de descrédito internacional, en particular en Estados Unidos.

Tras las testimonios que le implican en las masacres, Washington le ha negado varias veces el visado para visitar EEUU.

Estados Unidos -que privilegia la relación con India como potencia emergente y contrapeso al gigante chino en Asia-, ha abierto últimamente la puerta, no obstante, a un cambio de criterio para que en un futuro Modi pueda pisar suelo norteamericano.

"Los visados es estudian caso por caso, y no sé cual sería el resultado, pero Modi es bienvenido si lo quiere volver a intentar", dijo este mismo mes la portavoz del departamento de Estado, Victoria Nuland, en declaraciones recogidas por la prensa local.

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