"Fue un caso terrible", declaró a la prensa el ministro de Gobierno Milton Henríquez, quien afirmó que "el fallo es ejemplar y debe servir para que entendamos que esto nunca debió suceder".
El Segundo Tribunal Superior impuso 46 años de cárcel a tres oficiales de la Policía: el subcomisionado Carlos Ortega, el subteniente Ángel Batista y el cabo Eduardo Barreno, así como a la exdirectora del correccional, el Centro de Cumplimiento de Tocumen, Iris Cedeño.
También impuso 40 años de cárcel al subteniente Joel Rodríguez y al agente Maikol González, quienes fueron hallados responsables de lanzar, dentro de las celdas, latas de gas lacrimógeno que provocaron el incendio, mientras que el subteniente Ernesto Blake, el sargento Darío Caballero y el custodio civil Guillermo Ábrego recibieron condenas de 6 años de prisión.
Los hechos se registraron el 9 de enero de 2011, cuando los policías reprimían unas protestas que se produjeron en el centro correccional para menores.
Los agentes "introducen dos bombas de manera consecutiva en el mismo lugar donde se mantenían encerrados los internos, que ya anteriormente habían indicado que no participarían en la protesta, sin medir la condición que sabían de que las bombas lacrimógenas, al hacer contacto con elementos inflamables, generan combustión", señala el fallo de los jueces.
Según dijo Henríquez, "quienes estaban allí para custodiar y garantizar los derechos a los privados (de libertad), le gritaban 'muérete' a los menores que se estaban quemando y solicitando ayuda".
Siete menores de entre 15 y 17 años de edad resultaron con quemaduras en el 90% de su cuerpo, a consecuencia de lo cual cinco murieron, según determinó el tribunal.
"Esta condena no me va a devolver a mi hijo, pero queda plasmado que hubo abuso y que sirva de ejemplo para que nunca vuelva a ocurrir", dijo a la AFP Julia Mosquera, madre de una de las víctimas.
La mujer explicó que su hijo tenía 6 meses de estar detenido en el centro correccional por un tema relacionado con un arma y solo le faltaban 10 días para salir en libertad.
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