González cree que la crisis ha tocado "fondo" y pide "coraje" para superarla

Alicante.- El ex presidente del Gobierno Felipe González ha manifestado hoy que la crisis económica ya ha tocado "fondo" en España y el resto de la UE, y ha instado a los dirigentes de los veintisiete miembros a tener "coraje" para superarla.

El ex presidente socialista ha pronunciado estas palabras en una conferencia en Alicante titulada "Retos y oportunidades de Europa en el nuevo orden mundial", organizada por la nueva Fundación Cultura Pública de la Comunitat Valenciana.

González ha enumerado los que, en su opinión, son los mayores problemas europeos desde el punto de vista económico, como las decrecientes tasas de natalidad, la baja productividad y las deficiencias del sistema energético, y ha pedido reformas estructurales valientes para competir en el nuevo orden global.

Ha señalado que hay una sensación de "depresión" en Europa con "un gran desasosiego frente al futuro", que se traduce en la generalizada convicción de que los hijos de los europeos no tendrán la misma oportunidad que la actual generación de disfrutar del Estado del bienestar.

Aunque ve que ya se ha tocado "el fondo de la crisis", ha advertido de que esto no significa que se haya iniciado la recuperación, ya que, por ejemplo, "los japoneses tocaron fondo hace 15 años y siguen ahí", por lo cual ha abogado por tener "coraje" con medidas decididas.

Según González, hay que hacer frente al problema de la baja tasa de productividad por hora de trabajo, un mal que comparten todos los países miembros y que les perjudica frente a los asiáticos o algunos iberoamericanos.

Tras confesar que nunca ha sido excesivamente optimista, ha asegurado que todos los países europeos han llegado "tarde" a luchar contra la crisis y que, incluso, España no ha sido de las últimas, como lo refleja el reciente plan de austeridad promovido por el Reino Unido.

En este sentido, ha augurado que el ajuste de José Luis Rodríguez Zapatero alcanzará los objetivos sin tener que sacar un "plan b", y ha agregado que el presidente español no ha hecho las reformas "ni después (que otros), ni arrastrado" por nadie.

Para González, los únicos países que han sabido reconvertirse adecuadamente a la nueva realidad han sido los nórdicos, mientras que del resto ha vaticinado que "da igual del color que sean" ya que pagarán en las urnas las medidas traumáticas que están aplicando.

El "desafío demográfico" y sus implicaciones en el resto de políticas es el "principal problema serio" del Viejo Continente debido a que en 2050 habrá un mercado laboral de 300 millones de personas con 70 millones de activos menos que ahora por razones de edad y con 90 millones más de pensionistas.

Por ello, respalda las reformas estructurales de los países, como la de Sarkozy en Francia, de quien ha opinado que "ojalá" se mantenga firme en su intención de elevar la edad de jubilación de los 60 a 62 años, para garantizar el sistema de pensiones.

Las peculiaridades económicas y sociales de Europa, junto a la resistencia a aceptar los cambios estructurales, hacen que la crisis le afecte más que a Asia, Iberoamérica o Estados Unidos, ante lo cual los gobiernos se han visto obligados a reaccionar "en serio" y en una misma línea, ya que lo que no hagan ahora "lo harán en el futuro en una peor situación", según González.

"Cuando oigo que a Zapatero le han impuesto los ajustes, pienso... ¿será que cada día somos más catetos? ¿Y a Cameron? ¿Y a Sarkozy? ¿Quienes se lo han impuesto?", ha comentado antes de recordar que el presidente estadounidense, Barack Obama, desde el principio afrontó la crisis como una "emergencia nacional".

En materia de medio ambiente, ha vaticinado que la crisis energética "está cantada" sobre todo por las reticencias a explotar las plantas nucleares, lo que provoca que muchos países, entre ellos España, la compren a otros y haya una excesiva dependencia de los combustibles fósiles.

En clave autonómica, también ha recordado que siempre ha sido partidario de la "descentralización", aunque actualmente le preocupa un proceso creciente de "centrifugación del poder", lo que se traduce en algunas barreras burocráticas absurdas entre regiones.