Se trata dela segunda sonada dimisión de Esperanza Aguirreen menos de cuatro años. Ignoro si esta es la buena, esto es, la definitiva. Así que no me atrevo a evaluar su trayectoria hoy. Además,ha sido tan larga la presencia de esta liberalen el sector público que temo precipitarme en las conclusiones.
Por otro lado, tampoco quiero cometer el mismo error en que incurrí la última vez. Yo di por amortizada políticamente a Aguirre cuando se marchó en 2012, pero al poco tiempo la teníamos otra vez maniobrando y aspirando a ganar la alcaldía de la Capital.
Creo que los madrileños, quevarias veces han confiado en ellapor mayoría absoluta, deben de tener una idea bastante más acertada que la mía para sentirse ahora agradecidos o molestos.
Pero sí me gustaría convencerla de quese tomase su retirada en serio. Por su bien, el de sus votantes y el de su partido. Es decir: que no vuelva a la política, que se despida definitivamente de ella y ocupe su tiempo en otros menesteres también provechosos para la sociedad y para su familia.Crear mejores trabajos
Esperanza Aguirre cumplirá 65 años en enero de 2017. Se me ocurre recomendarle, ya que hablamos de unafirme convencida en los beneficios del libre mercado, que constituya una pequeña empresa, lo más alejada posible del sector público (para evitar suspicacias más que justificadas) y que cree algunos puestos de trabajo con mejores condiciones laborales de las habituales hoy en día. Algo que no le suponga un ajetreo excesivo, pero que la mantenga ocupada y satisfecha por constribuir modestamente al progreso de la sociedad.
Y que reflexione, sobre todo que reflexione.
Que medite sobre el inmenso poder que tenía el Partido Popularhace pocos años y el que tiene ahora. Que medite sobre los largos años de 'ordeno y mando' de tantos personajes en tantos territorios de España, y dónde se encuentran ahora esos personajes. Que trate de contestar con sinceridad a esta pregunta: ¿conviene a nuestra democracia que se limiten los años de ejercicio de un mismo cargo público? ¿Habría sido mejor o peor recordada ella misma si se hubiera ido de verdad en 2012? ¿Le habría ido mejor o pero a su propio partido?
Los políticos, al igual que los periodistas con sus artículos, deberían prever con mucha antelación cómo poner el punto final. Así que voy a predicar con el ejemplo... y termino. Creo que está todo dicho.
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