Greenpeace España: treinta años de lucha con balance positivo

  • Cristina Yuste.

Cristina Yuste.

Madrid, 30 may.- La prohibición del vertido de residuos radiactivos en la fosa atlántica, el cierre de la central nuclear de Zorita o que España sea líder mundial en renovables son algunos de los logros de Greenpeace España, que cumple 30 años de historia con un balance "muy positivo".

Mario Rodríguez, director de la ONG en España, ha explicado en una entrevista con EFEverde que "ha habido un avance muy sustancial en concienciación y participación de la ciudadanía" y se ha logrado "vertebrar a la sociedad contra los desmanes ambientales".

Un ejemplo son las 200.000 personas que ya apoyan en España la creación de un santuario en el Ártico para frenar el cambio climático o las 50.000 firmas recogidas contra las prospecciones en Baleares, Canarias, golfo de Valencia y mar de Alborán.

Entre los logros ambientales de la organización, Mario Rodríguez ha destacado la prohibición de los vertidos de residuos radiactivos en la fosa atlántica, tras una lucha que supuso el pistoletazo de salida de la organización en España y demostró "que se podían obtener éxitos globales si se pasaba a la acción".

El cierre de la central nuclear de Zorita, "una auténtica cafetera atómica", en un momento político en España en que parecía imposible lograrlo -el gobierno de José María Aznar-, la dura lucha contra los vertidos de minerales de la empresa Peñarroya en la bahía de Portman o la prohibición de las redes de deriva en los 90 son para Greenpeace otros de los principales logros de este periodo.

Greenpeace España nació oficialmente en la primavera de 1984 con una pequeña oficina en Madrid, donde asumió la lucha pacífica por el medio ambiente iniciada a nivel internacional por un pequeño grupo de canadienses en 1971.

En la actualidad, cuenta en España con cerca de 100.000 socios, 200.000 ciberactivistas y 400 voluntarios, todos ellos imprescindibles para una organización, asegura Rodríguez, que no acepta dinero de instituciones ni públicas ni privadas para su sustento.

El dirigente de Greenpeace aplaude que a día de hoy en Europa se asumen el 80 por ciento de las propuestas de la organización y entre sus fortalezas destaca su capacidad de interlocución de amplio espectro, con formaciones políticas de todos los colores que "nos escuchan, pese a que nuestras acciones les resulten incómodas".

"Hay que sumar siempre -ha añadido el director de Greenpeace España- y nuestra seña de identidad seguirá siendo la no violencia, la investigación, el análisis científico y la capacidad de interlocución", aunque a veces "haya que dar un golpe en la mesa".

El gran reto para la próxima década, admite Rodríguez, es "la movilización social, de los políticos y de las grandes multinacionales" y conseguir cambiar el modelo de desarrollo, en lo que "la sociedad civil juega un papel muy importante".

La lucha medioambiental, asegura el responsable de la ONG, "es más de corredores de fondo que de velocistas", y por eso sus objetivos son de medio y largo plazo, como el cambio del modelo energético o la cumbre del clima de 2015.

Le parece "delirante" que se trate de alargar la vida de la central nuclear de Garoña "por el capricho de un par de compañías y la obsesión de un gobierno", y por eso otro de los objetivos, más en el corto plazo, es su cierre definitivo, además de frenar las prospecciones petrolíferas o evitar la aprobación de la Ley Mordaza.

La revolución energética para alcanzar un sistema cien por cien renovable, que está sufriendo en su opinión un retroceso, es otro de los objetivos a medio plazo; "está más que demostrado que las renovables no son las responsables de que la gente no pueda pagar la factura de la luz y no se merecen este trato".

Los resultados de las elecciones europeas demuestran para Mario Rodríguez "cierto hastío hacia la rutina"; la sociedad ha cambiado y la clase política "debe entender que hay otras sensibilidades, que se está clamando por un nuevo modelo económico que no deprede el territorio".

"Siempre hemos dicho que no hay justicia social si no hay justicia ambiental y viceversa", ha concluido el director de Greenpeace España.

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