"Heridas de guerra" y estupor de pacientes, relatan los médicos en París

  • Perforaciones de vientre, de tórax, hemorragias, las heridas de las víctimas de los atentados de París, en su mayoría jóvenes, evocan escenas de guerra, cuentan los médicos, asombrados también por el estupor de algunos pacientes.

Además de los hasta ahora 129 muertos, los ataques del viernes dejaron más de 350 heridos.

Era como una "escena de guerra", cuenta el doctor Philippe Juvin, jefe de urgencias del Hospital Europeo Georges Pompidou, evocando la afluencia de heridos por bala, de los cuales un tercio en estado grave y que fueron inmediatamente transferidos a las salas de operaciones o a reanimación.

"Las operaciones continúan", una vez atendidos los casos más urgentes, indica este domingo el doctor Juvin, con experiencia en zonas de conflicto, como Afganistán, por ejemplo.

"La mayoría de los heridos estaban impactados por balas, era horrible", relata bajo condición de anonimato un cirujano del hospital Lariboisière, otro establecimiento parisino. Mandíbulas, cráneos, ojos, extremidades alcanzadas por los proyectiles, enumera, todo en un "gran sentimiento de desolación". En la noche del viernes, en ese hospital ocho de las 12 salas de cirugía operaron sin pausa.

"Lo más importante es la organización: la distribución de pacientes en los hospitales para brindarles todas las oportunidades" de supervivencia, destaca el doctor Didier Journois, del servicio de anestesia y reanimaciòn del Georges Pompidou. Aquellos casos que eran de extrema urgencia fueron "estabilizados" y quedaron bajo vigilancia.

Todos hablan de los daños considerables causados por la balas de gran calibre disparadas por los yihadistas, armados con fusiles de asalto Kalashnikov y chalecos de explosivos: desgarros musculares, óseos, hemorragias. Uno de ellos menciona "un paciente acribillado por bulones".

Los médicos advierten que muchos sufrirán secuelas y destacan el estado de "estupor" de algunos, que parecían haber quedado "anestesiados" por lo que vivieron. Como ejemplo citan el caso de un hombre de 30 años, herido de bala en el hígado, que pregunta al médico "¿es grave?".

"Están como nocaut pero de pie. No muestran ninguna emoción", comenta Dominique Pateron, jefe del servicio de urgencias del hospital Saint-Antoine.

Recuerda el caso de un paciente con heridas graves de bala en un brazo y que parece "alejado a la vez del drama y de su herida". Cuando lo interrogan, simplemente dice: "No sé, yo no vi nada".

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