En el desfile, en el que participaron 123 militares franceses, toda una novedad en India, pudo verse a las fuerzas de seguridad de las fronteras (BSF) montadas en camellos, los perros empleados en Cachemira para detectar explosivos o minas, y una serie de tanques cargados de flores, en representación de las diferentes culturas de la Federación India.
El desfile, de una hora y media, tuvo lugar bajo estricta vigilancia policial. Más de 50.000 agentes fueron desplegados, según un portavoz de la policía, para garantizar la seguridad de la capital.
François Hollande y el primer ministro indio, Narendra Modi, dirigentes de dos países que temen más atentados islamistas en sus respectivos territorios, siguieron el desfile detrás de una mampara blindada.
La víspera de esta jornada simbólica, la visita del presidente francés estuvo marcada por las dificultades persistentes para cerrar la venta a India de 36 cazabombarderos Rafale, por un diferendo sobre el precio de la transacción. Los dos dirigentes prometieron también reforzar su cooperación en materia antiterrorista.
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