Hollande se va de vacaciones a un palacete en Versalles

  • François Hollande, que hace un año vio cómo su primer verano en el cargo de presidente de Francia fue el inicio de la pronunciada caída de su popularidad, ha elegido este verano un palacete estatal situado en Versalles para disfrutar de unos días de descanso junto a su pareja, Valérie Trierweiler.

Javier Albisu

París, 10 ago.- François Hollande, que hace un año vio cómo su primer verano en el cargo de presidente de Francia fue el inicio de la pronunciada caída de su popularidad, ha elegido este verano un palacete estatal situado en Versalles para disfrutar de unos días de descanso junto a su pareja, Valérie Trierweiler.

El enclave al que se ha trasladado Hollande es la residencia de la Lanterne, un espacio de 4 hectáreas colindante con los jardines del Palacio de Versalles y situado a media hora de París, en coche con escolta policial, que tradicionalmente había servido de residencia estival a los primeros ministros de Francia, no a sus presidentes.

Sustituye como refugio veraniego al fuerte de Brégançon, una residencia también estatal y en la costa mediterránea donde el año pasado Hollande pasó sus primeras vacaciones como presidente en ejercicio, en el mismo lugar donde antes habían veraneado su antecesor y su esposa, Nicolas Sarkozy y Carla Bruni.

Fue entonces cuando el recién elegido jefe del Estado empezó a caer en picado en las encuestas. Hollande ofrecía una imagen de presidente ocioso e inactivo, que paseaba entre los lugareños y leía el periódico tranquilamente a orillas del mar mientras los datos económicos y de desempleo no dejaban de empeorar.

Como colofón, los 'paparazzi' cazaron a Hollande y Trierweiler en traje de baño y bikini y varias revistas del corazón publicaron las fotos, a pesar de las gestiones presidenciales y de las posteriores denuncias de Trierweler contra tres cabeceras.

Por eso, este año Hollande ha decidido cambiar de aires y de estrategia. El presidente disfrutará de unos días de asueto en un lugar mucho más discreto y próximo a la capital, cercado con muros de cuatro metros de altura y con el espacio aéreo reservado, lo que protege a la pareja presidencial de objetivos indiscretos.

Pero antes, Hollande ha programado una semana de actos públicos esparcidos por todos los puntos cardinales y con el paro como temática principal de sus visitas.

Aunque según un reciente sondeo el 84 % de sus conciudadanos no le cree, el presidente insiste en que logrará "invertir la curva del paro" antes de que cierre el año y airea las diferentes herramientas con las que se ha dotado para luchar contra el desempleo.

Después, Hollande le pasará el testigo al jefe del Ejecutivo, Jean-Marc Ayrault, y llegarán las vacaciones presidenciales en la Lanterne, una residencia construida en 1787 que el general De Gaulle decidió inscribir desde 1959 como segunda vivienda para los primeros ministros de Francia.

Pista de tenis, piscina, jardines y amplias dependencias son algunos de los secretos de ese "lugar mágico", según lo describía el ex primer ministro socialista Lionel Jospin, que pasaba allí muchos fines de semana junto con su esposa, la filósofa Sylviane Agacinski.

Muestra del hechizo que causa la Lanterne entre sus inquilinos es el hecho de que otro antiguo jefe del Ejecutivo, el conservador Edouard Balladour, mandara enterrar allí a su perro, o que el también ex primer ministro Dominique de Villepin destacara que la Lanterne dispone de una de las bodegas "más hermosas de la República".

Fue Nicolas Sarkozy quien tras llegar al Palacio del Elíseo en 2007 se apresuró a explicarle al también conservador De Villepin -entonces primer ministro y enemigo político declarado de Sarkozy- que debía sacar sus cosas de la Lanterne antes del siguiente fin de semana.

Y no fue solo un capricho para sancionar a su gran contendiente político dentro de su propio partido. Allí fue donde un año más tarde Sarkozy celebró su noche de bodas, tras casarse con la ex modelo y cantante Carla Bruni.

En realidad, no es la primera vez que Hollande disfruta de esa residencia, pues ya el último verano pasó allí algún día tras volver del fuerte de Brégançon.

Pero es la primera vez que elige ese enclave como principal residencia veraniega, sin separase de las directrices que ha dado a los 37 ministros y ministros delegados del Ejecutivo: vacaciones cortas, a ser posible en Francia y localizados en todo momento por si la coyuntura política exige adelantar el regreso al trabajo, previsto para el próximo 19 de agosto.

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