Al cabo de un proceso iniciado en 2012, el tribunal de Veszprém absolvió a los responsables de la fábrica MAL que el 4 de octubre de 2010 sufrió la ruptura de uno de sus diques y el escurrimiento de un millón de metros cúbicos de barro rojo tóxico.
"Diez personas murieron. ¿Quién es el responsable? ¿Yo? ¿Mis padres? ¿Los vecinos?" dijo Gyula Tokolics, un obrero de 54 años y cuyos progenitores fallecieron en la llamada catástrofe del barro rojo.
La fiscalía había pedido la condena de los 15 imputados, pero el tribunal resolvió que ningún cargo podía ser retenido.
El presidente del tribunal, Gyorgyi Szabo, explicó que la ruptura del dique se debió a un problema de inestabilidad del subsuelo y que ninguna responsabilidad penal individual podría ser atribuida.
"Es un fallo escandaloso" gritó uno de los asistentes a la audiencia y a quien los oficiales de justicia hicieron abandonar la sala.
El alud de barro tóxico, de dos metros de alto, afectó a tres poblados cercanos a la fábrica en Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest.
Cientos de personas salvaron su vida trepando a los árboles o techos de sus casas, pero una decena de ellos --en especial ancianos-- murieron.
Como consecuencia de la catástrofe, además, fue necesario evacuar ocho mil personas y demoler cientos de viviendas.
La compañia MAL había sido condenada, en 2011, a pagar 500 millones de euros de multa a las autoridades regionales de protección de medio ambiente y, ante la falta de pago, fue incautada.
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