Ibrahim Bubakar Keita, un "hombre de hierro" para reconstruir Mali

  • El exprimer ministro Ibrahim Bubakar Keita, aspirante a la jefatura del Estado desde las presidenciales de 2002, es visto por sus seguidores como el hombre fuerte que necesita Mali para salir de la doble crisis institucional y de seguridad que estalló el año pasado.

Idrissa Diakité

Bamako, ago.- El exprimer ministro Ibrahim Bubakar Keita, aspirante a la jefatura del Estado desde las presidenciales de 2002, es visto por sus seguidores como el hombre fuerte que necesita Mali para salir de la doble crisis institucional y de seguridad que estalló el año pasado.

"(La situación de Mali) necesita nuevas políticas y soluciones sólidas. Necesita un hombre con experiencia, con un sentido elevado del Estado", asegura Keita, alias IBK, en su carta de presentación para las comicios.

IBK, que aboga por un "Estado responsable, protector y estratega", se ganó su fama de hombre duro en los años 90, cuando el presidente Alfa Omar Konaré (1992-2002) confió en él para que hiciera frente como primer ministro (1994-2000) a las graves crisis estudiantiles y políticas que se desataron en esos años.

Keita, que fue derrotado en los comicios presidenciales del año 2002 y nuevamente en los de 2007, parece haberse beneficiado ante la nueva cita electoral de la compleja crisis política que estalló tras el golpe militar del 22 de marzo de 2012 que depuso al entonces jefe de Estado Amado Tumani Turé.

Por un lado, su ambigua postura ante el golpe de Estado encabezado por el capitán Amado Haya Sanogo le ha valido el apoyo de las principales fuerzas progolpistas como el Movimiento Popular 22 de Marzo (MP22) o el partido Solidaridad Africana por la Democracia y la Independencia (SADI).

Por otro lado, esta estrategia, aunque también ha provocado los recelos de sus detractores, le ha permitió no ser identificado por los votantes con la mala gestión política de la era Turé.

El también expresidente del Parlamento ha contado, además, con el apoyo explícito de la importante plataforma de asociaciones musulmanas Sabati-2000.

Esta combinación le sirvió para lograr en la primera vuelta electoral del pasado 28 de julio el 39,79% de los votos, un porcentaje 20 puntos superior al logrado por su principal rival, el exministro de Finanzas Sumaila Cissé.

Mañana, este incombustible político espera que las urnas le ofrezcan la revancha que, hasta ahora, le han negado para culminar su dilatada carrera política.

Hombre de confianza del expresidente Konaré, cuya campaña electoral ayudó a organizar en 1992, IBK fue encargado en 1993 de dirigir el ministerio de Exteriores y, un año después, designado primer ministro.

Durante ese periodo, además de granjearse la fama de hombre de hierro, que ahora reivindican sus simpatizantes, fue tachado por la oposición como el principal obstáculo para la normalización de la vida política.

Paralelamente a su ascenso en el seno del Ejecutivo, IBK también prosperó dentro de la Alianza por la Democracia en Mali (ADEMA) la principal agrupación del país, donde llegó a ocupar la dirección del Comité Ejecutivo.

Sin embargo, su carrera política y sus aspiraciones de suceder al presidente Konaré al frente de la jefatura del Estado sufrieron un gran revés en el año 2000, cuando el partido ADEMA eligió a Sumaila Cissé en lugar de a él como candidato para los comicios presidenciales de 2002.

Pero lejos de resignarse, Keita, formado en Dakar y en la Facultad de Letras y el Instituto de Historia de las Relaciones Internacionales Contemporáneas de la Universidad de la Sorbona de Paris, presentó su dimisión como primer ministro en el 2000 y abandonó el partido para crear su propia formación, la Reagrupación Por Mali (RPM).

A la cabeza del RPM concurrió a las presidenciales de 2002, en las que quedó en tercer lugar por detrás de Turé y de Sumaila Cissé.

Cinco años después, volvió a competir por la silla presidencial, pero se tuvo que conformar con la segunda plaza por detrás de Turé, que se impuso con claridad en la primera vuelta.

En ambas ocasiones, Keita impugnó los resultados.

Incansable, tras las presidenciales del 2002, logró suavizar el amargo sabor que le había dejado la derrota imponiéndose al frente de su partido y de una amplia coalición política en las elecciones legislativas celebradas ese mismo año.

La alianza "Esperanza 2002", con el RPM a la cabeza, se convirtió entonces en la primera fuerza parlamentaria y Keita fue elegido presidente del Parlamento.

Sin embargo, su éxito no se repetiría en las elecciones generales de 2007, celebradas poco después de haber caído derrocado ante Turé en la carrera presidencial.

En esa última cita, su partido logró solo 11 de los 147 escaños parlamentarios, lo que no le restó ánimos para continuar con su empeño de habitar el palacio presidencial de Kuluba.

Mañana, IBK parte como favorito.

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