Imrán Khan, el populista que apela al orgullo de la nación paquistaní

  • El exjugador de críquet Imrán Khan aparentaba hace poco no tener opciones en los próximos comicios de Pakistán, pero en las últimas semanas sus posibilidades han resurgido y hoy es el único que parece disputar el Gobierno a la Liga Musulmana.

Islamabad, 7 may.- El exjugador de críquet Imrán Khan aparentaba hace poco no tener opciones en los próximos comicios de Pakistán, pero en las últimas semanas sus posibilidades han resurgido y hoy es el único que parece disputar el Gobierno a la Liga Musulmana.

Al frente de su partido, Pakistan Tehrik-e-Insaf (PTI), Khan anunciaba el año pasado que su marea iba a "arrasar por completo" en las elecciones y ha mostrado en esta campaña su gran capacidad de convocatoria y movilización, especialmente entre la juventud.

Las analistas ven poco probable que las urnas dicten una mayoría del PTI, pero sí ven a Khan como serio candidato a encabezar una alianza de Gobierno.

Con una actividad frenética en la recta final de campaña, el célebre exdeportista quiere llevar su mensaje populista y de orgullo patrio a los cuatro rincones del país, en especial de la estratégica provincia oriental del Punyab, para movilizar a su electorado.

Khan nació en 1952 en la capital del Punyab, Lahore, en el seno de una familia acomodada de origen pastún y, según explican sus múltiples biografías, su interés por el críquet surgió ya en su etapa escolar en algunos de los más prestigiosos centros del país.

Tras confirmar sus buenas maneras como lanzador en el equipo de la universidad británica de Oxford, Khan culminó en 1992 su carrera deportiva al conquistar la copa del mundo capitaneando el equipo paquistaní y poco después se retiró.

En 1996 fundó su partido con el que logró un solitario escaño en los comicios de 2002, controlados por el régimen militar de Pervez Musharraf.

Según explica él mismo en alguna de sus varias biografías, la corrupción rampante en el Pakistán de los noventa le hizo darse cuenta de que uno de los grandes problemas del país era la absoluta falta de compromiso de la élite con el futuro de su nación.

Su mensaje populista fue tomando forma en la década siguiente y, aunque boicoteó los comicios de 2008, el PTI e Imrán Khan fueron creciendo en seguidores y su mensaje contra la corrupción y el gobierno de las élites fue calando especialmente entre los jóvenes.

En esos años desarrolló también su profundo dominio de la escena mediática que tan popular lo ha hecho entre los medios occidentales -es, de largo, el candidato con mejor dominio del inglés- y también entre masas cada vez mayores de paquistaníes.

A pesar de su creciente popularidad, el resto de fuerzas no tomaron en serio a Imrán Khan como un rival de entidad hasta que a finales de 2011 reunió a casi 100.000 personas en un mitin en Lahore y anunció que su "tsunami" iba a arrasar en los siguientes comicios.

Tras aquel mitin Khan se lanzó a una campaña que muchos analistas consideraron demasiado prematura y que lo hizo llegar a 2013 con mucho desgaste, por lo que desapareció de las quinielas electorales.

Sin embargo, la oratoria populista de Khan y su incansable actividad -mantiene una energía envidiable a sus 60 años- han calado entre un electorado joven y muy cansado de una elite política que considera corrupta y lejana.

El líder del PTI, partido que algunos analistas ven poco sólido para aguantar un Gobierno, ha intensificado su cruzada contra la corrupción y en favor de levantar el orgullo de una nación que, según él, ha servido demasiado tiempo a intereses occidentales.

Está por ver si su renacido tirón electoral entre las clases urbanas le permite superar el dominio del juego político y el arraigo que muestran los partidos tradicionales en las amplias zonas rurales del país asiático.

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