"Se tomaron medidas de seguridad en la zona y solamente los residentes de Ramala pueden entrar en la ciudad", dijo una portavoz militar. La medida se aplica también a los extranjeros, precisó.
El levantamiento de la medida dependerá de las informaciones de que disponga el ejército relativas a la seguridad, según la portavoz.
Un palestino que había trabajado como guardia de la oficina del fiscal general en Ramala abrió fuego el domingo contra un puesto de control a las afueras de la ciudad, hiriendo a tres soldados antes de ser abatido.
Ese puesto de control, utilizado a menudo por diplomáticos, periodistas y trabajadores humanitarios, permanecía cerrado el lunes, según un periodista de la AFP, así como otras entradas.
Los vehículos podían entrar por al menos una carretera tras ser registrados.
Un gran número de palestinos, trabajadores humanitarios y diplomáticos se desplazan a diario a Ramala para ir a trabajar.
Desde el inicio del actual ciclo de violencia, el 1 de octubre pasado, en Cisjordania, Jerusalén e Israel, murieron 161 palestinos, 25 israelíes, un estadounidense y un eritreo.
La mayoría de los palestinos fallecidos eran autores o supuestos autores de ataques con arma blanca contra civiles o militares israelíes.
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