Adelina Parillo, una italiana nacida en 1954 a quien las autoridades prohibían donar embriones que concibió con su compañero, fallecido ya, consideraba esta prohibición como una violación al respeto de la vida privada.
Parillo cuestionaba una ley italiana de febrero 2004 que prohíbe los experimentos con embriones humanos. Se invocó esta ley para impedirle que entregara cinco embriones crioconservados que la mujer concibió en 2002, y que deseaba donar para contribuir a la lucha contra las enfermedades raras.
Los jueves los jueces de la CEDH reconocieron que los embriones representan "una parte constitutiva de su identidad" y por tanto "de la vida privada de la mujer" pero que la prohibición "no afecta directamente a la interesada".
En fin, la Corte considera que Italia "no excedió (...) el amplio margen de apreciación" del que dispone para decidir prohibir la donación de embriones no destinados a ser implantados, a falta de un consenso europeo sobre esta delicada cuestión ética.
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