Juan José Téllez viaja al corazón de Gibraltar en su nuevo libro

  • El periodista y escritor Juan José Téllez cree que en el largo conflicto de Gibraltar con demasiada frecuencia se enarbolan banderas y se olvida que, detrás de ellas, hay gente, una población a cuya historia él se acerca en "Yanitos, viaje al corazón de Gibraltar", su nuevo libro.

Isabel Laguna

Cádiz, 21 ene.- El periodista y escritor Juan José Téllez cree que en el largo conflicto de Gibraltar con demasiada frecuencia se enarbolan banderas y se olvida que, detrás de ellas, hay gente, una población a cuya historia él se acerca en "Yanitos, viaje al corazón de Gibraltar", su nuevo libro.

Téllez ha necesitado casi 600 páginas para recorrer "el lado más humano" de este Peñón, un área de casi 584 hectáreas habitada por apenas unas 30.000 personas que desde hace tres siglos viven tras una de las fronteras más diminutas del mundo y en una encrucijada física, entre mares y continentes, y política, entre disputas por la soberanía del espacio.

"Es un libro más próximo al periodismo que a la Historia", explica en una entrevista con Efe Juan José Tellez, actual director del Centro Andaluz de Las Letras, que inicia este viaje "al corazón de Gibraltar", en 1713, en la firma del Tratado de Utrecht, y lo finaliza en el 2013.

Ha reunido retazos de "treinta años de archivo personal" sobre Gibraltar en un libro en el que se entremezclan desde crónicas de hace tres siglos, ensayos de historia hasta un amplio abanico de testimonios de pescadores, contrabandistas, trabajadores, políticos, empresarios o sindicalistas.

Nacido en Algeciras en 1958, Téllez, como todos en el Campo de Gibraltar, ha convivido desde niño con las peculiares relaciones que se han tejido entre España y la colonia británica y que han llevado a un mestizaje tal que, como recuerda en su libro, en un bar del Peñón pueden convivir sin problema una foto de Isabel II de Inglaterra y otra de Camarón de la Isla.

Un mestizaje que se hace patente en el curioso "spanglish" que ha dado hasta para crear, con ironía, términos como "cachonfinger" (cachondeo).

Pero, 300 años después de que el Peñón pasara a ser, con el Tratado de Utrecht, soberanía británica, las relaciones no se han normalizado y para los gibraltareños España es "como un formidable novio celoso al que no se le ocurre nunca mandar un ramo de flores", como escribe en el libro.

Para Téllez este aniversario era "buen momento para recapitular" y para ofrecer una "versión humana" de un contencioso del que apenas se habla, salvo por los "rifirrafes" políticos entre el Gobierno de España y el del Reino Unido o el de Gibraltar.

"De un lado y de otro se enarbolan banderas y se olvida que detrás está la gente", explica el escritor, que destaca que la situación, lejos de calmarse ha arreciado en los últimos años, porque "el nacionalismo es un buen señuelo para olvidarnos de otros problemas" y porque ha habido interés en "inflar las velas del patriotismo con populismos".

En su opinión, tras 300 años en los que España no ha logrado por ninguna vía acercarse a "su propósito de obtener la soberanía" del Peñón es hora de "revisar esa estrategia y explorar otras vías", como la de fomentar "la convivencia" y el conocimiento.

Ese es el objetivo de este "Yanitos, viaje al corazón de Gibraltar", un título encabezado con una palabra a la que, ya de por sí, se asoma la principal característica de la población gibraltareña, el mestizaje de culturas labrado en un Peñón que a lo largo de la historia ha recibido desde a comerciantes genoveses y corsarios, a "fugitivos del hambre o del absolutismo", "indianos que no llegaban a serlo" o "judíos del norte de Marruecos que volvían en cierta forma a Sefarad", apunta el libro.

Todos ellos son hoy "yanitos" una palabra que comúnmente se lee y escribe con "ll", una versión que no convence a Téllez, que prefiere rescatar la que formuló en 1978 el periodista Manuel Cavilla, según la cual el término sería más bien una derivación de "gianni" (el Juanito genovés) o del "johnny" (el Juanito británico).

Una población, escribe Téllez, "con derecho a construir su identidad pero sin más patria, a fin de cuentas, que sus propios sueños".

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