Julian Assange: "El Estado no es propietario de nada, todo pertenece a la ciudadanía"

    • El equipo de Salvados se ha adentrado en el convulso territorio de la Ley de Transparencia
    • En 'Sin Transparencia', Évole ha podido charlar con Julian Assange, fundador de Wikileaks
lainformacion.com

El equipo de Salvados comenzó esta edición en un lugar completamente transparente: el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid. Allí, junto a la periodista de investigación Mar Cabra, Évole guió a los espectadores por la cuestión de la transparencia. Porque más allá de la ley que se está tramitando en el Congreso de los Diputados, fue ella la encargada de mostrar el fondo de la cuestión. Y es que, el concepto de transparencia había de ser abordado como una cuestión de confianza. "De comunicación directa en la que hay confianza", decía Mar Cabra.

"Se trata de una cuestión cultural. En los países anglosajones hay un concepto intrínseco de que hay que rendir cuentas". Si bien es cierto que, como afirmaba esta periodista, que "no son los políticos, son los funcionarios los que dicen esto no tengo por qué dártelo". Pero lo cierto es que, lejos de que el funcionario sea más o menos reacio a entregar una determinada información al ciudadano, "España es uno de los países más opacos", aseguraba.

A día de hoy, según las afirmaciones de esta periodista, "España es el único país de la Unión Europea con más de un millón de habitantes que no tiene una ley de transparencia". Pero, a pesar de que se está tramitando y se está elaborando dicha ley, lo cierto es que "estamos haciendo una ley de transparencia sin cumplir los convenios internacionales".

Alguien que conoce muy bien esta nueva ley, ya que ha sido consultado por el Gobierno para su elaboración, también intervino en el programa. El corresponsal del diario ABC en Londres, Borja Bergareche, explicó a Jordi Évole cómo "en Reino Unido la cultura de la transparencia" existe "desde que hay un parlamento". Aunque, como este periodista alertaba, "la cultura administrativa opaca se contagia en el ciudadano, "no me preguntéis mucho". La culpa de la cultura de la transparencia es de los administradores y del administrado". Y es que, para llegar a elaborar las sofisticadas estadísticas con las que contaban los ciudadanos en materia de sanidad, educación o seguridad, los ciudadanos son los primeros que han de cooperar con el Estado.

De la misma forma, Bergareche explicaba cómo la transparencia también puede ser utilizada de una forma un tanto perversa. Así, si atendemos a las estadísticas de la Policía de, por ejemplo, Londres en lo que a barrios más o menos seguros se refiere, encontramos cómo inmobiliarias habían utilizado los datos para incrementar los precios de las viviendas de aquellas zonas más seguras.

Como decía este periodista, "un mundo transparente cien por cien puede ser una pesadilla. Y la ley de transparencia no es un antídoto contra la corrupción. Un cierto umbral de secretos es inherente a la vida en sociedad, lo que habría que hacer sería ajustar ese umbral lo máximo posible y ampliar los espacios de transparencia".

Con el diputado laborista Chris Bryant, el equipo de Salvados comprobó una forma completamente diferente de hacer política respecto a la que se hace en España. "Si un político aquí se esconde, pierde. Para un británico, la cobardía es lo peor", decía este político. Por ello, lejos de desechar cualquier pregunta que les hiciesen a los parlamentarios los periodistas, ellos deben no solo responder a estas cuestiones, sino a todas aquellas que interesen a los ciudadanos que les han votado.

Bryant contaba, con total normalidad, cómo se comunicaba por correo electrónico con cualquier ciudadano que tuviese un problema o cómo era tan importante aparecer en televisión como "ir al club de rugby o que te vean en el supermercado". Pero pese a todo ello, la distancia entre políticos y ciudadanos sigue siendo amplia. "Hay una frase inglesa: 'si te conozco muy bien, te odio'. Estamos tan abiertos, tan transparentes, se ve todo lo que hay bajo la ropa interior", afirmaba este político, que asumía que ellos podían hacer más y demandaba más transparencia por parte de la monarquía.

Pero sin duda, el considerado por muchos adalid de la transparencia, Julian Assange, consideraba que sí existía absoluta transparencia, aunque en la dirección errónea. "Ya tenemos transparencia total. Todo lo que hacemos ya está en internet. Estamos en una situación en la que las organizaciones pueden indagar en la vida de las personas. Toda la información fluye hacia arriba, hacia la gente de poder", afirmaba el fundador de Wikileaks.

En lo que a la ley de transparencia española se refiere, Assange, que permanece recluido en la residencia de Ecuador en Londres, aseguraba que "no hay que poner límites a la transparencia por defecto". En este sentido, y preguntado por la posibilidad de que las filtraciones de su organización pudieran poner en peligro la vida de ciertas personas, él no tenía duda alguna. "Eso es una mentira absoluta. Ninguna filtración de Wikileaks en los últimos seis años ha provocado ningún daño físico a ninguna persona".

"Lo que hace Wikileak realmente es mostrar cómo se comportan muchas organizaciones en muchos países", aseguraba Julian Assange. "Cuando un diplomático de la CIA trasmite información al Pentágono, todo es importante. Cuando Obama cuenta un chiste a Sarkozy sobre Netanyahu, no es solo un chiste". Y es que, a su juicio "el estado en sí no tiene derechos, los tienen los ciudadanos. Por eso el Estado no es propietario de nada, todo pertenece a la ciudadanía". Por ello, pese a no poder abandonar el edificio de la embajada de Ecuador, reconoce que todo lo que ha hecho ha valido la pena. "El trabajo que hago satisface mis principios, mantiene firmes mis convicciones y por eso ha valido la pena", aseguraba.

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