La etarra Areitio dice en el juicio que los gendarmes franceses no son objetivo de la banda

  • París.- Los gendarmes franceses no son objetivo de ETA, aseguró hoy Alaitz Areitio, miembro de la banda al Tribunal de lo Criminal de París que la juzga por haber disparado a dos agentes y por otros cargos, junto a Maite Juarros e Ígor Igartua, con los que se supone que constituían una célula de reclutamiento.

Abierto el juicio en París a los presuntos etarras Juarros, Areitio e Igartua
Abierto el juicio en París a los presuntos etarras Juarros, Areitio e Igartua

París.- Los gendarmes franceses no son objetivo de ETA, aseguró hoy Alaitz Areitio, miembro de la banda al Tribunal de lo Criminal de París que la juzga por haber disparado a dos agentes y por otros cargos, junto a Maite Juarros e Ígor Igartua, con los que se supone que constituían una célula de reclutamiento.

"Los gendarmes franceses no son objetivo de ETA y el mío tampoco", declaró Areitio en la primera jornada del juicio, en el que se esforzó en refutar la versión de dos motoristas de la Gendarmería sobre el tiroteo que protagonizaron el 28 de octubre de 2004 durante una persecución en la que ella y Juarros huían en un coche robado por carreteras de montaña de los Pirineos.

De entrada, aseguró que sólo disparó una vez y, aunque dijo no acordarse de los detalles exactos, insistió en que no tiró a dar -al final no hubo heridos- y en que en su relato los dos agentes han puesto "mucha imaginación".

Las dos mujeres, de 30 años, se dieron a la fuga después de que uno de los motoristas, Thierry Cazaux, se hubiera dado cuenta de que la matrícula del coche con el que se cruzaron cerca de la localidad de Bagnères de Bigorre era incongruente (llevaba una numeración que todavía no estaba en circulación).

Cazaux, que como su colega se ha constituido en acusación particular, afirmó que él contó tres tiros disparados por Areitio mientras Juarros conducía y, aunque su impresión es que con el primero "quiso intimidarnos, (...) darnos miedo" para interrumpir la persecución, luego iba a dar.

"Aún me pregunto cómo no nos dio el segundo", que lo hizo después de que Juarros hubiera detenido prácticamente el vehículo para apuntar de forma más certera, y que se efectuó a "seis o siete metros" de distancia, precisó Cazaux.

Algo muy parecido explicó el segundo gendarme, que desde su moto y un ángulo distinto pudo ver un cuarto disparo, y puso el acento en que "no eran tiros al aire, eran tiros directos", y en que la intención era que uno de los dos gendarmes fuera alcanzado para que el otro se tuviera que parar a atenderlo y ellas pudieran escapar.

Finalmente, el coche de las etarras se salió de la calzada y Juarros pudo ser detenida al quedar bloqueada por unos matorrales, mientras que Areitio escapó, pistola en mano, pese a que Cazaux le lanzó un tiro de advertencia.

La captura de esta última no pudo llevarse a cabo más que el 7 de junio de 2007 en un piso franco de ETA en Bagnères de Bigorre, donde igualmente fue detenido el tercero que se sienta en el banquillo, Igartua (39 años), que además es el padre de un hijo de ella nacido en febrero de 2008, ya durante el encarcelamiento de ambos.

Las declaraciones de los acusados ante el tribunal se limitaron al incidente del tiroteo para intentar dejar claro que no hubo intención de alcanzarlos, pero se negaron a responder a cualquier otra cuestión, y Areitio lo justificó replicando al presidente, Luc-Michel Nivôse: "usted parte del principio de que aquí hay justicia, y yo no".

Mucho más cortante se mostró con las intervenciones del fiscal, Jean-Claude Kross, descalificadas porque "representa al Estado que oprime el País Vasco".

Igartua es el que utilizó un tono más violento con los magistrados para negarse a responder a las preguntas que le hacían.

Este hombre ya fue condenado en Francia en rebeldía en julio de 2006 a un año de cárcel por pertenecer a ETA, con la que ha mantenido vínculos, según la policía española, al menos desde 1999 cuando formaba parte de un grupo que recogía información para que el comando "Vizcaya" preparara atentados.

También ha sido sentenciada en Francia Areitio, en concreto en septiembre de 2007, cuando recibió cuatro años de cárcel por su acción de reclutamiento para la banda hasta comienzos de 2003.

Por lo que se refiere a Juarros, considerada destacada militante de Jarrai desde los 19 años, los investigadores sospechan que junto a su ahora marido, Aner Gómez Aguirre -detenido sólo una semana después que ella en París- pasaron a la clandestinidad en 2004.

Ese mismo año se le ha localizado en varios pisos francos de ETA en el centro de Francia, donde se supone que recibió formación hasta que se le asignó a mediados de 2004 la misión por la que ahora se la juzga.

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