La Fiscalía británica no presenta cargos contra un hacker reclamado por EEUU

  • El británico Gary McKinnon, el pirata informático que Estados Unidos reclamaba por haber accedido a ordenadores de su Gobierno, no será encausado por la Justicia del Reino Unido, según anunció hoy la Fiscalía de Estado.

Londres, 14 dic.- El británico Gary McKinnon, el pirata informático que Estados Unidos reclamaba por haber accedido a ordenadores de su Gobierno, no será encausado por la Justicia del Reino Unido, según anunció hoy la Fiscalía de Estado.

McKinnon, cuya extradición a EEUU fue denegada hace dos meses por razones humanitarias, es conocido como "Solo" y considerado el autor del mayor caso de piratería informática sufrido por el Gobierno de Washington, donde se enfrentaba a varias décadas de cárcel.

Tras anunciar en octubre que no sería extraditado, la ministra del Interior británica, Theresa May, instó al fiscal general, Keir Starmer, a decidir si el "hacker" debía ser juzgado en el Reino Unido, algo que finalmente fue rechazado hoy.

McKinnon, a quien se diagnosticó el síndrome de Asperger en 2008, admitió haber accedido ilegalmente a 97 ordenadores gubernamentales de EEUU entre febrero de 2001 y marzo de 2002, entre ellos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), el Ejército, la Marina, el Departamento de Defensa y la Fuerza Aérea.

En una entrevista que concedió en 2006 a la cadena británica BBC, McKinnon, de 46 años y nacido en Glasgow (Escocia), aseguró que su objetivo era encontrar pruebas de la existencia de ovnis (objetos voladores no identificados).

McKinnon fue detenido en 2002 pero liberado bajo ciertas condiciones al tiempo que luchaba para evitar su extradición a Estados Unidos.

En el año 2006, el entonces ministro británico del Interior laborista, John Reid, ordenó su extradición a EEUU.

A partir de entonces, el "hacker" perdió todos los recursos presentados en la Cámara de los Lores, el Tribunal Superior y la Corte Europea de Derechos Humanos.

Pero, hace dos años, un juez del Tribunal Superior de Londres dictaminó que existía riesgo de suicidio en caso de que el acusado fuera extraditado, una afirmación que secundó un equipo de psiquiatras, lo que finalmente permitió a McKinnon no ser juzgado en Estados Unidos.

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