La huelga general más callejera

  • Si por algún matiz se distingue esta jornada de huelga general respecto a anteriores, es por el cambio estratégico de escenario de los convocantes, que han trasladado la tensión de una jornada de lucha a manifestaciones y concentraciones en los centros urbanos de las principales ciudades.

Ángel Alonso

Madrid, 14 nov.- Si por algún matiz se distingue esta jornada de huelga general respecto a anteriores, es por el cambio estratégico de escenario de los convocantes, que han trasladado la tensión de una jornada de lucha a manifestaciones y concentraciones en los centros urbanos de las principales ciudades.

El protagonismo en esta huelga general de sectores como el sanitario y el educativo, los más sensibles a los recortes gubernamentales denunciados por los convocantes, y radicados en los centros urbanos, han podido explicar el desplazamiento del eje de gravedad de las protestas desde los extrarradios industriales a los núcleos ciudadanos.

El 14-N se ha atenido a los cánones tradicionales durante la madrugada y primeras horas de la mañana: la toma por los piquetes informativos de los polígonos industriales en los extrarradios.

De esta forma, actividades como la industria cumplieron con el papel activo que se les asignó desde el minuto uno y sectores como el automovilístico, el transporte, el naval y el metalúrgico secundaron la jornada de forma masiva.

Cambio de tono en la conflictividad en estas zonas y sectores, donde la acción de los piquetes tuvo escasa respuesta policial, al contrario que en huelgas anteriores, y se limitó únicamente a leves forcejeos con los representantes laborales.

En esa línea de tensión contenida se han cumplido escrupulosamente los servicios mínimos acordados antes de esta fecha.

La acción se trasladó desde primeras horas de la mañana a las principales plazas y vías de las capitales, con el objetivo irrenunciable de presionar el cierre de pequeños establecimientos y de El Corte Inglés, como buque insignia del comercio.

A diferencia de huelgas anteriores, en las que los piquetes se retiraban tras intentar conseguir su objetivo y el centro se convertía en lugar de paseo hasta las manifestaciones de la tarde, hoy no ha ocurrido así.

Los centros urbanos han constituido la gran novedad reivindicativa del 14-N, ya que, desde primeras horas de la mañana, las principales arterias eran ocupadas por una mezcolanza de sindicalistas, estudiantes, indignados, ciclistas o, simplemente, por alguien que pasaba por ahí que, con saltos, sentadas y manifestaciones puntuales, han cortado la circulación rodada, provocando cargas policiales y un considerable número de detenciones.

Algunos de estos enfrentamientos se han saldado con policías y manifestantes atendidos por el Samur y han enconado la reacción de estos colectivos hacia las fuerzas del orden con descalificaciones e insultos.

Tampoco ha faltado la última modalidad de protesta, manifestarse en los aledaños del Congreso de los Diputados, una vez mas fuertemente vigilado por fuerzas policiales antidisturbios.

En el hemiciclo se palpó la tensión cuando diputados de la bancada socialista expresaron su apoyo al paro mostrando carteles alusivos, una acción que movió a una regañina del presidente, Jesús Posada.

En la calle se han mantenido clásicos como el sellado con silicona de los cajeros automáticos de los bancos, aunque la gran mayoría de las oficinas han estado abiertas al público.

La cartelería y gráfitis en pro y en contra de la jornada de lucha ha sido elemento indispensable en muros y escaparates, algunos con deje humorístico y nostálgico, como las de un grupo de extrema derecha que, con el retrato de Franco hacía el juego de palabras y equívocos entre huelga general y vuelva general.

Los convocantes esperan poner el broche a esta jornada con mas de un centenar de manifestaciones en todo el país, con las que ratificar el verdadero seguimiento de este nuevo pulso entre sindicatos y Gobierno.

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