La inauguración de la Feria del Libro, marcada por protestas de estudiantes

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 25 may.- La inauguración, por los príncipes de Asturias, de la Feria del Libro de Madrid ha quedado hoy marcada por las protestas de unos cuarenta universitarios que, a lo largo del recorrido, han gritado consignas a favor de la enseñanza pública y, también, de la República, y en contra de la subida de tasas.

"¡Qué pasa, qué pasa, que nos suben las tasas!, ¡Viva la educación pública!, ¡Recortes al Borbón y no a la educación!, ¡Viva la República!, han sido algunas de las consignas que coreaban los estudiantes al paso de la comitiva, de la cual formaba parte el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, contra el que iban dirigidos la mayoría de los gritos que se proferían.

"¡Sinwertgüenzas!", ¡"Necesitamos profesores, no sinwertgüenzas!", se leía en algunas de las pancartas que llevaban los universitarios, fuertemente custodiados por la policía, que, al empezar los príncipes el recorrido por la feria, los fue apartando hacia un lateral del paseo de Coches del Retiro para alejarlos en lo posible de la comitiva.

Pero las consignas se escuchaban perfectamente una y otra vez a lo largo de la hora y media que duró la visita de don Felipe y doña Letizia. "¡Menos policías, más educación!" era otra de ellas.

Antes de la inauguración, los universitarios habían sido retenidos una hora por la policía mientras eran identificados, según le dijo a Efe Paco Ríos, un estudiante de Periodismo que consideraba "una desfachatez" que el ministro "se permita el lujo" de acudir al Retiro cuando "está acusando a los rectores de no querer colaborar con el ministerio, y eso no es cierto".

Tampoco les parecía adecuado a los estudiantes, que se habían convocado unos a otros a través de las redes sociales y por "el boca-oreja", que Wert acudiera a la feria después de "haber eliminado subvenciones a las editoriales", añadió Ríos.

Las protestas se recrudecieron cuando la comitiva entró en el pabellón de Universidades Públicas, y se oyeron gritos de "¡Esto es una provocación!"

En algún momento, unos cuantos visitantes de los muchos que habían acudido ya a la feria, corearon consignas como ¡Viva el rey!, "¡Vivan los príncipes!, ¡Viva España! y ¡"No hay que avergonzarse de España!". En respuesta, se oyó algún ¡Vais a caer!, destinado a la familia real.

Los ánimos estaban un poco exaltados y el calor también se dejó notar hoy, pero la comitiva cumplió fielmente el recorrido previsto para la inauguración de la feria y editores y libreros obsequiaron a los príncipes con libros infantiles y con otros de adultos. Ellos compraron también algunas novelas y ensayos.

Acompañados, además, por el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle; por el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y por toda la ejecutiva de la feria, encabezada por su presidenta, Pilar Gallego, los príncipes compraron, por ejemplo, "El mapa y el territorio", de Michel Houellebecq, y "Libertad", de Jonathan Franzen.

"El abuelo que saltó por la ventana y se largó", del sueco Jonas Jonasson, es uno de los libros más vendidos de las últimas semanas y don Felipe y doña Letizia saludaron al actor que estará estos días por la feria interpretando al personaje central de la novela.

También les regalaron "La leyenda del ladrón", de Juan Gómez Jurado, un escritor que ha conquistado ya a cuatro millones de lectores en el mundo y al que llaman "el Ken Follet español"; y otro libro que nace con vocación de best seller: "La tabla esmeralda", la primera novela de Carla Montero.

"La inflación (Al alcance de los ministros)", de José Luis Sampedro y Carlos Berzosa, "Los presidentes y la diplomacia", de Inocencio Arias, y "Todos los cuentos", de Gabriel García Márquez, fueron otros de los libros con que editores y libreros obsequiaron a los príncipes, que en el pabellón infantil de Mapfre coincidieron con la infanta Elena, que trabaja para su fundación.

Y, por supuesto, hubo cuentos destinados a las infantas Leonor y Sofía, entre ellos el de "Quiero ser bailarina", de Harriet Castor, un libro que doña Letizia ya les había comprado a sus hijas porque les encanta la danza.

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