La izquierda radical y agitadora ha encontrado su guerra

    • Han producido un manifiesto titulado “No en nuestro nombre” con el que pretenden remedar aquel “No a la guerra”.
    • El 13N es ahora utilizado por esa izquierda oportunista para aplicar su engañoso buenismo contra la lucha de la democracia frente al terrorismo.
Manifestaciones 'No en nuestro nombre' el 28 de noviembre
Manifestaciones 'No en nuestro nombre' el 28 de noviembre

Los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004, vísperas electorales, en cuatro trenes de Cercanías de Madrid, que causaron la muerte a 193 personas e hirieron a casi otras 2000, fueron aprovechados por la izquierda radical para acusar al Gobierno de entonces, para rodear con intimidación varias sedes de su partido y para increpar como “asesino” a su presidente, José María Aznar. Por primera vez en un país duramente baqueteado en la lucha contra el terrorismo de ETA, se hacía culpables de un atentado a los encargados de perseguir a los terroristas. Tras dos días de fuerte agitación en las calles y en los medios, incluida la violación del sagrado día de reflexión en el que se prohíbe cualquier actividad o presión políticas, el sentido del voto, que las encuestas anunciaban a favor del Partido Popular, cambió de dirección y dio la victoria al Partido Socialista de Rodríguez Zapatero, que había contribuido con protagonismo a la conmoción.

Este episodio fue la culminación de la campaña del “No a la guerra” organizada contra el apoyo del Gobierno Aznar a la segunda guerra de Irak y no suele ser muy recordado, entre otras razones porque la izquierda agitadora se siente incómoda con aquel ejemplo de convulsión popular sin razones y a deshora. Por ello es también un suceso ignorado por jóvenes generaciones, entre otras la que se incorpora a la actividad ciudadana del sufragio, pero conviene tenerlo presente para defenderse de los profesionales de la manipulación que están dispuestos a aprovechar un resquicio para ventilar sus intereses. Que es lo que ahora empieza a ocurrir, a escasas cuatro semanas de las elecciones generales. La respuesta a los atentados yihadistas de París del día 13 pasado, con resultado de 137 muertos y más de 400 heridos, es ahora utilizada por esa izquierda oportunista para aplicar su engañoso buenismo contra la lucha de la democracia frente al terrorismo.

Han producido un manifiesto titulado “No en nuestro nombre” con el que pretenden remedar aquel “No a la guerra” y llevarlo a la calle a partir del sábado 28, en el que han convocado manifestaciones en Madrid y otras varias ciudades. El manifiesto es una expresión del tópico rechazo a la respuesta contra el terrorismo bajo la excusa de supuestos daños a víctimas inocentes y un viaje por el túnel del tiempo para acabar recordando ¡”la política exterior belicista iniciada por Bush-Blair-Aznar”!, argumento con el que animaron aquellas primeras movilizaciones. El papel no contiene argumento de interés alguno, es solo una muestra de la intención perturbadora de esa izquierda radical, que no tiene empacho en explotar una desgracia terrorista para mostrar su hostilidad contra la derecha gobernante.

Por el momento, el presidente Mariano Rajoy se ha adelantado a articular la respuesta de España concitando a las fuerzas políticas, y ha logrado hacerse con el apoyo del Partido Socialista, de Ciudadanos, de UPyD y de Unión Democrática. Ha quedado fuera del plan Podemos, ya que Pablo Iglesias acudirá a una reunión inminente del acuerdo antiyihadista pero apoyará la manifestación de los radicales. Rajoy se ha servido de la experiencia, ha procurado no dar un paso en solitario, que sería tenido en seguida por un paso en falso, y responderá a las solicitudes internacionales de colaboración con el máximo consenso interior. La flema que se le reprocha con frecuencia puede haber sido ahora la razón del acierto. La izquierda radical y agitadora ha encontrado su guerra pero de momento no ha encontrado a Rajoy para arremeter contra él.

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