La oposición maliense, divida entre el apoyo y el rechazo al golpe de Estado

  • La oposición maliense reaccionó hoy de forma dispar al golpe de Estado dado la semana pasada por un grupo de militares descontentos, y dejó patente su división sobre el derrocamiento del presidente Amadou Toumani Touré.

Idrissa Diakite

Bamako, 26 mar.- La oposición maliense reaccionó hoy de forma dispar al golpe de Estado dado la semana pasada por un grupo de militares descontentos, y dejó patente su división sobre el derrocamiento del presidente Amadou Toumani Touré.

El denominado Frente para la Defensa de la Democracia (FDD), que representa a 38 partidos y organizaciones de la Sociedad Civil y fue creado inmediatamente después de la asonada, exige que se restablezca de inmediato el orden constitucional.

En contra, el llamado Movimiento Popular del 22 de Marzo (MP22), que también acoge a diversos grupos de oposición, considera que el mandatario forma parte del pasado.

En este ambiente, cerca de un millar de personas convocadas por el FDD se concentraron esta mañana en la Bolsa de Trabajo, para exigir a los militares que depongan su actitud y recuperen el orden establecido.

Líderes estudiantiles, representantes del colegio de Abogados, de las centrales sindicales, así como responsables de los distintos partidos de la coalición, coincidieron en recalcar que la expulsión por la fuerza del gobierno "significa un frenazo en seco para el proceso democrático".

Soumaila Cisse, representante de la Unión por la República y la Democracia (URD) y candidato a las elecciones presidenciales previstas para el próximo 29 de abril, pidió, por su parte, que se mantenga la fecha fijada y que se pongan en libertad a todas las personalidades arrestadas por los golpistas.

A este respecto, una fuente del FDD aseguró a Efe que 14 de esos detenidos, entre ellos varios ministros, y a los que se retiene en la fortaleza de Katti, bastión de los rebeldes, iniciaron el domingo una huelga de hambre para denunciar lo que califican como "una acción arbitraria" en su contra.

Soumaila recordó, asimismo, que la Carta Magna debe ser el cimiento de cualquier poder y recalcó que todo golpe de Estado "es un crimen imprescriptible contra el pueblo maliense".

Transcurrida la movilización, Soumalia fue recibido por la cabeza visible de los golpistas, el capitán Amadou Haye Sanogo, reunión de la que no se han filtrado detalles.

Por su parte, el Movimiento Popular del 22 de Marzo (MP22) expresó este lunes de manera abierta y pública su apoyo a los golpistas durante una concentración en Bamako que ha reunido a importantes líderes políticos y responsables de diferentes asociaciones.

"Nos retrotrae a los ideales de marzo de 1991, y por ello apoyamos a quienes ha derrocado a Toure", explicó a Efe Oumar Mariko, líder del partido Solidaridad Africana para la Democracia y la Independencia (SADI).

Mariko, fundador del MP22, hacía alusión al golpe de Estado dado el 26 de marzo de 1991, y que colocó a Mali en la senda de la democracia al deponer al dictador Moussa Traore y abrir la puerta a la celebración de las primeras elecciones democráticas en el país.

En este sentido, el opositor, muy crítico también con la gestión de Toure, subrayó que la asonada del pasado jueves fue, en realidad, "un golpe de audacia".

Al hilo de este argumento, el portavoz del MP22, Nouhoum Keita, declaró a Efe que, en cualquier caso y a partir de ahora, Toure forma parte del pasado.

En este ambiente, será a partir de mañana cuando se puede comenzar a conocer cual es el verdadero apoyo de la población a los golpistas.

El sábado pasado, el capitán Sanago instó a todos los funcionarios y trabajadores de la Administración a regresar este martes a su puesto de trabajo y advirtió que toda ausencia sería considerada una dimisión.

En esta misma línea de acción en busca de una normalidad que legitime la asonada, el militar exhortó este lunes a los responsables de las aduanas a que aceleren la entrada de productos en el país y se evite así lo que sería una peligrosa escasez de alimentos.

A este respecto, las calles de Bamako apenas parecen haber recobrado la normalidad, con los transportes públicos de nuevo en funcionamiento y los periódicos en los kioscos, mientras los militares rebeldes patrullan la capital en motocicleta y furgonetas abiertas.

La entrada en vigor al caer la noche de un toque de queda ha contribuido, sin embargo, a crear cierta tensión en la ciudad y un clima de aprensión entre la población.

Además, Mali ha quedado aislada políticamente en la escena africana, y de la arena internacional en general, con las fronteras y el espacio aéreo todavía cerrado.

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