La responsabilidad política de Aguirre ¿alcanza a otros dirigentes?

Por si acaso alguien se había olvidado de la llamada "Responsabilidad Política" Esperanza Aguirre lo ha recordado a todos los políticos. Ha sido coherente con su forma de pensar la política. Recuerden como cuando llegó a la Presidencia de la Comunidad de Madrid gracias al "Tamayazo" convocó nuevas elecciones porque no quiso gozar del apoyo de los trásfugas disconformes del PSOE. Fue un rasgo de coherencia política. Lo mismo que su dimisión actual lo es.

Ella puede que no sea responsable directa de los delitos que pudieran achacarse al PP de Madrid. Pero sabe que en política la imagen vale, no más que mil palabras -como dice el slogan- sino más que un millón de argumentos. La imagen de la guardia civil entrando en la sede del partido es significativa. Sus dirigentes no deben dimitir por ser culpables de corrupción, sino por haber dado ocasión de que la reputación del partido esté en grave peligro.

La pregunta de un periodista sobre si esto pudiera ser un camino para otros dirigentes del PP iba, no con segundas, sino directa. Es preguntar sobre si Mariano Rajoy debiera haber seguido su camino. Ella ha dicho que el camino del Presidente en funciones es personal. Pero a buenos entendedores, pocas palabras bastan. En esta convulsa situación política la exigencia sobre los comportamientos es cada vez mayor. De hecho los directivos de los partidos contrarios al PP ya están sacando tajada del tema.

Por eso la respuesta de Rajoy a Aguirre por watsApp ante el anuncio de la dimisión resulta una gallegada. Dicen que ese mensaje decía: "lo entiendo" ¿Entiende qué? Bastaba con decir: la acepto. Pero ¿Lo entiendo? ¿Qué es lo que entiende?

Porque una interpretación de ese "lo entiendo" puede ser que la lección está clara y no se puede pasar ni una. Se acabaron los tiempos de ambigüedades. No se puede permitir ni la sospecha. No porque se sea culpable, sino porque no se ha realizado el proceso de control nominado en derecho como "in vigilando". Si se sabía lo que se estaba haciendo había que pararlo y denunciarlo si ya se había consumado. Si no se sabía era falta del control de quién tenía la obligación de hacerlo. En ambos casos hay responsabilidad.

Así que esta dimisión puede ser una lección para toda la clase política. Una lección para quién la política es servicio a pesar de que otros quieran hacer "leña del árbol caído". No hay mal que por bien no venga. Poco a poco la Democracia española está aprendiendo y refinando sus sistemas de control respecto a la corrupción. Un aprendizaje lento y doloroso pero que conduce al objetivo. No se puede pensar que desaparezca la corrupción, va con la naturaleza humana. Sin embargo si se puede disminuir porque "quien la hace la paga" y también paga "quien no la impidió, teniendo el deber de hacerlo".