La tragedia del Madrid Arena: Un antes y un después en la seguridad

Sagrario Ortega y Laura Camacho

Madrid, 14 dic.- La última noche de Halloween en Madrid acabó en tragedia. Cinco chicas murieron a consecuencia de una avalancha en el pabellón Madrid Arena debido al exceso de aforo de una macrofiesta que marcará un antes y un después en la seguridad de este tipo de eventos.

Katia Esteban, Rocío Oña y Cristina Arce, todas ellas de 18 años, que murieron el mismo día 1 de noviembre; Belén Langdon, de 17 años, dos días después; y María Teresa Alonso, de 20, que falleció el 29 de noviembre, son las víctimas de un suceso del que nadie se ha responsabilizado todavía y salpicado de irregularidades que siguen investigándose.

Eran algo más de las 03.30 horas de la madrugada del día 1, al inicio de la actuación del plato fuerte de la noche, el músico y DJ Steve Aoki, cuando masas de jóvenes confluyeron en uno de los pasillos del recinto, lo que provocó la mortal avalancha.

Como testimoniaron asistentes a la fiesta y constataron los vídeos, una montaña de jóvenes se afanaba desesperada por escapar de ese infierno, mientras algunos trataban de liberarles entre escenas de pánico y mensajes de despedida, como el que trasmitió una de las fallecidas a su padre momentos antes de morir.

Un suceso que ha convulsionado a la opinión pública y ha llenado páginas de periódicos y espacios de televisión, en debates que han dejado en entredicho la idoneidad del recinto, la insuficiencia del personal de seguridad y los controles a los asistentes a este tipo de eventos, amén de la política de contratos municipales con determinadas empresas.

Lo que ha quedado claro hasta ahora es que el promotor de la macrofiesta, Diviertt, dirigida por los hermanos empresarios Miguel Ángel y José María Flores, vendió más entradas de las que permitía el aforo.

Pero no sólo eso. Diviertt mintió al Ayuntamiento al informarle de que había vendido 9.650 entradas, aunque en las urnas que guardaban los tickets almacenaban 16.791, un 58 por ciento más de lo permitido para la fiesta "Thriller Music Park".

Varios interrogantes siguen abiertos: ¿por qué se permitió un botellón en el párking del recinto?, ¿por qué varias salidas de emergencia estaban cerradas?, ¿era suficiente el dispositivo de la Policía Municipal?, ¿y el de la seguridad interior?, ¿necesitaba el pabellón licencia de uso? ...

Y sobre todo, ¿estaba preparado el servicio médico contratado para una situación de emergencia? Todo parece indicar que el operativo sanitario dirigido por el exconcejal Simón Viñals no lo estaba, como comprobaron los miembros del Samur cuando acudieron al Madrid Arena tras ser avisados del suceso.

Sobre el terreno, los abogados de las familias de las víctimas han constatado las deficiencias y han considerado "intolerable" e "inadmisible" que se permitiera celebrar una fiesta de esas características en un recinto, de 30.000 metros cuadrados, que no cumplía con las medidas de seguridad necesarias.

"Lo asombroso es que no hubiera mayor desgracia de la que hubo", ha llegado a decir uno de ellos.

Independientemente de la investigación judicial, aún en curso, y de los imputados llamados a declarar, la tragedia ha tenido consecuencias en el ámbito político, como la dimisión del que en ese momento era concejal de Economía y máximo responsable de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos (Madridec), Pedro Calvo, y las destituciones del consejero delegado y del gerente de esa entidad, José Ángel Rivero y Jorge Rodrigo, respectivamente.

Al día siguiente del suceso, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, anunció que "nunca más" cedería un edificio o un espacio municipal para un evento de las características del que acabó con la vida de las cinco chicas.

Y una semana después decidió cerrar temporalmente dos recintos municipales: el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones y el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, ya que la tragedia ha sacado a la luz las deficiencias de instalaciones propiedad del consistorio madrileño.

Una de las consecuencia ha sido que conciertos como los cinco programados de Fito Páez, con todas las entradas vendidas; la gala de los Goya, fiestas de Nochevieja o la celebración en enero del Mundial de Balonmano han tenido que suspenderse o cambiar de ubicación.

La psicosis que ha generado esta tragedia ha permitido que se extremen las medidas de seguridad en los eventos que se han celebrado desde la fatídica fecha del 1 de noviembre.

El Ayuntamiento de la capital abrió una Comisión de Investigación cuyos trabajos han finalizado esta misma semana. Dejando aparte la pelea política, que no ha cesado desde el día del suceso, los partidos representados en esa Comisión han coincidido en la necesidad de establecer mayores controles sobre las fiestas, pero no se han puesto de acuerdo a la hora de señalar a los culpables.

Mientras el PP, que dirige el Ayuntamiento, ha acusado a Diviertt, los partidos de la oposición creen que el equipo de gobierno municipal no puede "irse de rositas" porque, dicen, no se cumplió la normativa de seguridad y se favoreció a la empresa organizadora, entre otras cosas.

Sí ha acordado la Comisión que la Policía esté presente de oficio en los recintos donde se celebren espectáculos públicos con más de 5.000 asistentes y que haya presencia de los servicios de emergencias en los que tengan lugar en espacios de titularidad pública.

Aumentar las inspecciones previas de los edificios municipales por parte de la Policía Local, instalar elementos digitales de control de aforos en estos edificios para grandes eventos y realizar una mayor divulgación de las medidas de evacuación antes del comienzo de los espectáculos, son otras propuestas aprobadas por la Comisión.

Ya es tarde para Katia, Rocío, Cristina, Belén y María Teresa. EFE

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