La violencia en el sur de Tailandia es el doble desde que se negocia la paz

  • La violencia en la región meridional de Tailandia se ha duplicado desde que arrancaron las conversaciones de paz con varios grupos insurgentes musulmanes el pasado marzo, según fuentes de un comité de investigación oficial citadas hoy por la prensa local.

Bangkok, 24 jun.- La violencia en la región meridional de Tailandia se ha duplicado desde que arrancaron las conversaciones de paz con varios grupos insurgentes musulmanes el pasado marzo, según fuentes de un comité de investigación oficial citadas hoy por la prensa local.

La comisión investigadora culpó del aumento de los ataques a las banda contrarias al diálogo y avanzó que el plan es crear un clima de miedo en las provincias de Yala, Pattani y Narathiwat y desacreditar al Barisan Revolusi Nasional (BRN) como interlocutor válido de los separatistas en las negociaciones de paz.

El BRN está considerado por los analistas como uno de los diversos grupos que forman la insurgencia musulmana en el sur de Tailandia y busca en las negociaciones la desmilitarización de la región, gobierno y amnistía, entre otras cosas.

Los detractores al diálogo se agrupan en tras facciones: los que buscan mayor reconocimiento y entrar en las conversaciones, los que se oponen frontalmente a cualquier acuerdo y un tercer bando compuesto por narcotraficantes, contrabandistas, políticos interesados y militares interesados en mantener la violencia, según la fuente cuya identidad no cita el diario "Bangkok Post".

El comité investigador destacó que desde que empezaron las conversaciones de paz, el 28 de marzo, los ataques a civiles han descendido un 50 por ciento y no se ha producido ninguna agresión contra el profesorado.

Más de 5.300 personas han muerto en el sur de Tailandia desde que el movimiento separatista musulmán reanudó la luchar armada, en 2004.

Los atentados con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos en Pattani, Narathiwat y Yala se suceden casi a diario a pesar del despliegue de unos 40.000 efectivos de las fuerzas de seguridad.

Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado islámico que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.

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