Las algas marinas revelan una estrecha relación entre el clima de otras épocas y las emisiones de co2


Un estudio llevado a cabo por investigadores del departamento de Geología de la Universidad de Oviedo muestra que las algas pueden adaptarse al aumento de los niveles de CO2 de la atmósfera mucho antes de lo que se pensaba y de una manera inesperada.

El estudio, publicado este miércoles en 'Nature' y del que es coautora la doctora Heather Stoll, también aporta pruebas de un vínculo mucho más estrecho entre la disminución del CO2 en la atmósfera y el enfriamiento y las glaciaciones en el pasado geológico.
Según informa la Comisión Europea, el trabajo, firmado por Heather Stoll y Clara Bolton utiliza un nuevo indicador que permite rastrear cuándo renuncian las algas a uno de sus principales «mecanismos de adaptación».
Los resultados arrojan luz tanto sobre la adaptación de las algas al CO2 como sobre la historia de éste en la atmósfera. Del mismo modo que las almejas fabrican conchas que se acumulan en la orilla, algunas algas hacen conchas microscópicas que se depositan en el fondo del mar, por lo que es posible utilizar los fósiles de éstas para comprender el proceso de adaptación a los niveles de CO2 de estas antiguas algas cuando estaban vivas.
Un nuevo modelo que muestra cómo transportan el carbono las células de las algas pone de manifiesto el cambio que se produce en la composición química de las conchas cuando las células deben recurrir a otros «combustibles» como el bicarbonato para poder crecer.
Al analizar la composición química de los fósiles de conchas depositados en el océano durante los últimos 60 millones de años, el equipo de investigación descubrió que las algas empezaron a depender en gran medida de estas fuentes suplementarias de carbono hace relativamente poco, entre unos siete y cinco millones de años atrás.
Hasta la Revolución Industrial, el clima de la Tierra se había ido enfriando lentamente durante decenas de millones de años, con la emergencia de los casquetes polares en primer lugar en la Antártida, 33 millones de años atrás, y posteriormente en Groenlandia, hace aproximadamente 2,5 millones de años.
El enfriamiento se había relacionado, en general, con un debilitamiento gradual del efecto invernadero a medida que el CO2 presente en la atmósfera disminuía lentamente como consecuencia de procesos naturales.
La doctora Heather Stoll comenta que «los resultados de hoy sugieren que el CO2 estaba disminuyendo y cruzó un umbral crítico hace entre 7 y 8 millones de años, un resultado coherente con las pruebas del enfriamiento climático».
Este nuevo estudio indica también que las algas se adaptan a niveles de CO2 de aproximadamente 500 partes por millón, niveles que muy probablemente volverán a alcanzarse en este siglo debido al uso de combustibles fósiles. Esta adaptación puede tener consecuencias en el futuro para el ecosistema de la superficie de los océanos.

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