Las mejoras tecnológicas pueden reducir la demanda energética en un 40 %

  • Las mejoras tecnológicas pueden reducir la demanda española de energía en un 40 % a costes muy reducidos o nulos, según las conclusiones del informe anual de Economics for Energy de la Comisión Nacional de Energía.

Madrid, 29 nov.- Las mejoras tecnológicas pueden reducir la demanda española de energía en un 40 % a costes muy reducidos o nulos, según las conclusiones del informe anual de Economics for Energy de la Comisión Nacional de Energía.

Los resultados indican que es posible reducir más de un 25 % la demanda de energía a 2030 simplemente con la implantación de las medidas ya previstas, con una reducción adicional de entre un 15 y un 20 % adicional con medidas más agresivas, tanto políticas como de desarrollo tecnológico

El documento de este centro de investigación constituido en 2010 por universidades, empresas y administración pública, invita a una reflexión sobre el papel de las distintas medidas de apoyo, indicando que puede ser necesario replantearse el marco actual basado en subvenciones.

Se trata del segundo informe anual presentado por la entidad, que en su edición de 2010 concluía que equiparar la intensidad energética española a la media de la UE de los 15 supondría un ahorro de entre el 1,5 % y el 3,5 % del PIB estatal (en función del precio del barril del petróleo).

El informe presentado hoy en la sede de la Comisión Nacional de Energía es el resultado de una estimación de los potenciales y de los costes de reducción de la demanda de energía, algo que no se había realizado hasta el momento de esta forma en España.

Según los directores de Economics for Energy, Xavier Labandeira y Pedro Linares, esta información es especialmente útil y necesaria para el correcto diseño y evaluación de políticas de ahorro y eficiencia energética, prioritarias en la búsqueda de mayor seguridad energética, menos emisiones y más ahorros económicos.

Los resultados muestran que para 2030 la demanda puede estabilizarse cerca de los niveles de 2010, lo que supondría una reducción de un 26 % respecto a la demanda previsible en ausencia del cambio tecnológico.

El documento avanza que dejar los cambios a merced del mercado no resultaría tan efectivo, incluso en un escenario de avance tecnológico, si el coste de la energía es bajo, además es necesario reiterar la importancia de que los precios de la energía recojan todos los costes para dar la señal correcta al ahorro energético.

Las recomendaciones del texto en relación a la optimización de estas políticas de cara al futuro se centran en asegurar una mayor penetración de las energías renovables en el sector eléctrico; reducir los consumos en los vehículos potenciando los híbridos pero también mejorando los convencionales; o favorecer el cambio modal hacia el ferrocarril.

Durante la presentación del documento, Linares recalcó la necesidad de establecer una "política específica" para cada una de las medidas de ahorro que se quieran implantar porque, en su opinión, "no hay medidas comunes" en el ámbito de la energía.

En este sentido, apunta entre otras consideraciones, que las subvenciones generalistas a la inversión, no resultan especialmente adecuadas porque solo mejoran la rentabilidad económica (ya satisfactoria de por sí en muchas de las medidas) sin resolver los problemas de costes ocultos, los altos costes de transacción o las barreras no económicas.

La fiscalidad, aunque sí da señales adecuadas en el largo plazo y por tanto corrige el efecto sobre el precio de la energía, tampoco permite solventar el problema, concluyen los autores.

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