Le Pen busca limpiar la imagen "degradada" de su partido en el extranjero

  • París.- La presidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, buscó hoy alejarse de la imagen "degradada" que suele tener su formación de extrema derecha en el extranjero, para presentarla como una "verdadera alternativa" en Francia de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

Le Pen busca limpiar la imagen "degradada" de su partido en el extranjero
Le Pen busca limpiar la imagen "degradada" de su partido en el extranjero

París.- La presidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, buscó hoy alejarse de la imagen "degradada" que suele tener su formación de extrema derecha en el extranjero, para presentarla como una "verdadera alternativa" en Francia de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

"Hemos sido caricaturizados en la prensa internacional. Normal, porque también nos ha ocurrido en la nacional. Pero hablar de la extrema derecha como algo voluntariamente peyorativo ha contribuido a dar de mi movimiento una imagen degradada, cuando en verdad nuestras ideas se parecen mucho a otras aceptadas en el marco democrático", afirmó.

En un encuentro con los medios extranjeros en la sede de la agrupación en Nanterre, la hija del fundador del FN, a la que los últimos sondeos dan como favorita, justificó el aumento de su popularidad por la "traición" de Nicolas Sarkozy a sus promesas electorales.

"Somos los únicos con un programa verdaderamente alternativo. Entre los partidos que ha habido en el poder hay una unidad de visión sobre los grandes problemas. Hoy la verdadera fractura no está entre la derecha o la izquierda, sino entre quienes defienden o no la nación, la identidad de los pueblos".

De salir elegida presidenta de Francia, Le Pen ha prometido que sacará al país de la OTAN y abogará por la recuperación del control nacional de las fronteras, por una salida concertada del euro y por un cambio en las relaciones con Estados Unidos, para que sean "equilibradas" y no se basen en un "alineamiento sistemático".

En su intento por lavar la imagen de su grupo ante la prensa, la líder ultraderechista argumentó que su defensa de "una inmigración cero es un eslogan" y que no rechaza la inmigración por principio, sino que desde un punto de vista pragmático pretende reducirla en "proporciones extremadamente importantes".

"La política de libre circulación de hombres y capitales es nefasta para nuestro país. Estamos en crisis y debemos ser conscientes y aplicar una política disuasoria. La suspensión de los acuerdos de Schengen es de extrema urgencia", apuntó Le Pen, que consideró que "la debilidad de la UE ha incitado la inmigración clandestina".

"La laxitud de la política de inmigración debe ser revisada para que a los clandestinos deje de interesarles venir a nuestro territorio", aseguró recordando que en marzo se pronunció a favor de acuerdos bilaterales con Italia y España para apresar las pateras y devolverlas a las costas de partida en el norte de África.

Le Pen anunció además su intención de reunirse en los próximos meses con partidos europeos como el austríaco Partido de la Libertad (FPÖ) para discutir puntos comunes, mostró además su interés en que Francia preste atención a "la gran Europa" y adelantó su voluntad de profundizar las relaciones con Rusia.

"Adapto mi proyecto a la situación actual, pero sobre los grandes ejes de libertad, soberanía y una economía de mercado supeditada a la política, y no al contrario, no hay ruptura" respecto al programa anterior, subrayó ante un grupo de corresponsales.

En esa línea, indicó que "no hay remedio para la enfermedad del euro" y que "no hay más solución que probablemente la de anticipar su hundimiento y contactar con nuestros socios europeos para ver si tienen interés en una salida de esa moneda que permita recuperar oxígeno".

"Si nadie quiere, asumiré mi responsabilidad y preservaré el interés de mi pueblo retomando mi moneda nacional", advirtió en su comparecencia Le Pen, que sucedió a su padre en la presidencia del FN el pasado enero.

Y en defensa de los intereses de Francia la llevó además a afirmar que la intervención francesa en las revueltas de los países árabes "es una injerencia criticable, que da a los pueblos africanos la sensación de que seguimos en una suerte de colonialismo", dinámica que, según dijo, quiere cambiar.

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