Ley de naturalización en R.Dominicana hará retornar el diálogo con Haití

  • La reciente aprobación en República Dominicana de una ley de naturalización y regularización de extranjeros, recibida con aplauso casi unánime en esta nación, presagia el inicio de relaciones armoniosas con el fronterizo Haití, de donde descienden prácticamente todos los que toca la iniciativa.

Ramón Santos Lantigua

Santo Domingo, 23 may.- La reciente aprobación en República Dominicana de una ley de naturalización y regularización de extranjeros, recibida con aplauso casi unánime en esta nación, presagia el inicio de relaciones armoniosas con el fronterizo Haití, de donde descienden prácticamente todos los que toca la iniciativa.

La ley, a punto de ser promulgada por el Poder Ejecutivo, reconoce como naturales dominicanos a aquellos descendientes de extranjeros que nacieron en el país y que fueron beneficiados con actas de nacimiento que les acreditaron como tales, aunque el documento haya sido emitido de manera irregular por funcionarios del registro civil.

Quienes figuren en ese grupo recibirán su documentación debidamente regularizada, para evitar de esta manera que sus derechos sean restringidos por circunstancias en las que no tuvieron participación alguna.

Otra parte de la ley se refiere a los hijos de extranjeros que nunca tuvieron documentos, quienes deberán acogerse al vigente Plan de Regularización de Extranjeros en condición irregular y así valerse de un estatus migratorio como residente legal.

En un tercer grupo están los que, tras demostrar de manera fehaciente que nacieron en el país, tendrán un plazo de 90 días para solicitar su registro en el libro para extranjeros y, antes de tener derecho al proceso de naturalización, deberán esperar al menos dos años desde la regularización de su estatus.

Esa es, en síntesis, la ley que el presidente dominicano, Danilo Medina, y sus asesores concibieron para desbrozar el camino de las siempre tensas y en ocasiones hostiles relaciones con Haití, que resultaron seriamente deterioradas por una sentencia emitida por el Tribunal Constitucional en septiembre pasado que define los parámetros para obtener la nacionalidad.

Ese fallo parecía llevarse de cuajo las aspiraciones de miles de haitianos y sus descendientes establecidos en el país.

La disposición creó todo un torbellino de debates, acusaciones y contra acusaciones entre sus defensores y detractores en el país, al tiempo que desataba una campaña condenatoria en varios organismos internacionales y países amigos de las dos naciones caribeñas.

Parecía que la "sangre llegaba al río" cuando Venezuela instó a los dos gobiernos a iniciar conversaciones al más alto nivel, que empezaron de manera entusiasta y produjeron hasta varios acuerdos en temas vitales para ambas naciones.

Sin embargo, tras dos reuniones bilaterales, el diálogo sufrió tropiezos, mientras República Dominicana, con Medina a la cabeza, se tomaba su tiempo en analizar el impacto de la sentencia inapelable del Constitucional, y de cómo lograr una salida al drama de miles de haitianos y sus descendientes que, viviendo en condición irregular en el país, reclamaban ser reconocidos como dominicanos.

Parece que en este punto el gobernante dio en la diana, a juzgar por la aceptación que ha tenido la ley tanto en su país como en Haití, donde el primer ministro, Laurent Lamothe, reaccionó favorablemente en su activa cuenta de Twitter.

"El Gobierno haitiano señala los avances para una clase de personas que fueron amenazadas de ser apátridas", escribió el político.

Las reacciones positivas a la ley de naturalización y regulación de extranjeros contribuirán a que República Dominicana y Haití vuelvan a retomar las conversaciones al más alto nivel, según opinaron analistas locales, que coincidieron en que el Gobierno haitiano supuestamente solo estaba a la espera de que el contenido de la pieza legislativa fuera de su complacencia.

De ser así, pronto Lamothe, del lado haitiano, y el ministro de la Presidencia dominicano, Gustavo Montalvo, cabezas del diálogo, volverán a sentarse frente a frente para definir el tipo de relaciones que ambos países están dispuestos a permitirse.

Aunque, aún está por verse la repercusión que tendrá la posición de uno de los más activos movimientos de descendientes de haitianos nacidos en República Dominicana, que han rechazado la parte de la ley que se refiere a quienes nunca fueron inscritos en el registro civil, a pesar de que nacieron en el país.

"Es una gran injusticia que quienes no pudieron tener acceso a sus actas de nacimiento sean considerados como migrantes, a pesar de haber nacido y crecido en nuestra tierra", se lamentó Juan Telemin, del movimiento "Reconoci.do", que desde la sentencia del Tribunal Constitucional, ha mantenido una campaña constante de repudio con acciones callejeras.

Antes de someter la ley al Congreso Nacional, Medina buscó la opinión de los principales sectores políticos, económicos y sociales de la nación, de quienes obtuvo un amplio respaldo, a pesar de que no pocos manifestaron su aprensión de que la iniciativa enfrentara la sentencia del Constitucional.

"Este proyecto es una ocasión histórica para avanzar en la construcción de un país con verdadera igualdad y justicia social. Un país sin exclusión y sin discriminación", dijo el gobernante cuando solicitó la aprobación del Legislativo.

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