Los islamistas mauritanos se presentan como "alejados de todo extremismo"

  • Los islamistas mauritanos del partido Tawasol, el segundo con más escaños en el parlamento del país (16 de 147) se presentan como "la corriente centrista del islamismo", alejados tanto del extremismo religioso como del "extremismo laico".

Javier Otazu

Nuakchot, 23 ene.- Los islamistas mauritanos del partido Tawasol, el segundo con más escaños en el parlamento del país (16 de 147) se presentan como "la corriente centrista del islamismo", alejados tanto del extremismo religioso como del "extremismo laico".

Entrevistado por Efe, el presidente de Tawasol, Yamil uld Mansur, presenta un discurso conciliador, asegura que son "un partido político y no religioso" y dice ser consciente de que al pueblo mauritano le preocupan los problemas cotidianos, y no los religiosos.

Ante todo, Mansur parece haber aprendido la lección de las fallidas "primaveras árabes" y lo sucedido a sus aliados, los Hermanos Musulmanes egipcios, para quienes no ahorra críticas por su forma de manejar el poder mientras lo tuvieron.

"No debemos tener prisa, sino acostumbrarnos a irnos preparando y a entender nuestro propio país, configurar una alianza de partidos, pues no está en nuestro interés gobernar solos", dice Mansur, quien añade que los Hermanos Musulmanes de Egipto cometieron el error de hacer exactamente lo contrario.

No es esta la única lección aprendida de las revoluciones árabes: la segunda es la definición de su partido como "ante todo mauritano, con un claro referente islámico, pero preocupados en reflejar el país en su diversidad étnica" (árabe y negra), una idea poco común en los partidos islamistas árabes, generalmente poco comprensivos con las minorías.

Para poner en práctica esta preocupación por la diversidad étnica, Tawasol presentó en público esta semana su "visión de la unión nacional" poniendo especial acento en las lacras del racismo, la discriminación étnica y el esclavismo, practicados siempre en la misma dirección: del árabe al negro.

La presentación, realizada en un salón de actos de Nuakchot lleno a rebosar, contó con algunos de los clásicos "gestos" islamistas (hombres y mujeres separados o interrupción del acto para salir a rezar), pero tuvo la particularidad de que se realizó en árabe y en francés en atención a los mauritanos negros que no dominan el árabe pese a ser la "lengua nacional".

Incluyó el acto una condena al atentado cometido el pasado día 7 en París contra el semanario satírico Charlie Hebdo, en el que murieron doce personas, seguida, eso sí, de otra tanto o más contundente a la publicación de nuevas caricaturas del profeta Mahoma.

Parece evidente que Tawasol está haciendo un esfuerzo por presentarse ante todo como un partido para los ciudadanos: "Nuestro problema y nuestra preocupación no es el islam, sino la gestión del poder, la relación entre las comunidades o la diplomacia del país", reflexiona Mansur.

El partido gobierna 18 ayuntamientos de Mauritania, y dos distritos dentro de la capital, Nuakchot, y suele quejarse de las numerosas trabas impuestas por el gobierno para impedirles llevar a cabo sus proyectos que puedan luego granjearles popularidad.

Mansur no se engaña; sabe que su país es todavía "una democracia imperfecta, un sistema militar-civil" (en referencia a que todos los presidentes desde la independencia de Francia, en 1960, han sido militares golpistas, incluido el actual, Mohamed Uld Abdelaziz), pero dice no creer en la "política de la silla vacía" en un momento tan crítico para el Magreb y el mundo árabe.

Es difícil ver en el discurso de Mansur un atisbo de intransigencia en sus principios, y cuando se le pregunta por la durísima condena a muerte de un joven de Nuadibú el pasado 24 de diciembre por haber criticado a Mahoma, Mansur prefiere refugiarse en el "no comment".

Sin embargo, al día siguiente de aquel polémico fallo, el mismo Mansur dejó escapar la siguiente frase: "Es un criminal y tuvo lo que se merecía".

En todo caso, el partido ha tenido cuidado de no caer en el exceso verbal, ni en ese ni en otros temas, conscientes tal vez de que el radicalismo islámico, en Mauritania como en el resto del mundo, tiene ahora peor prensa que nunca.

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