Los nacionalistas, por primera vez en el poder en la isla francesa de Córcega

  • Los habitantes de la isla francesa de Córcega, férreos defensores de su lengua y hartos del "racismo" de Francia, han llevado por primera vez a los nacionalistas al poder local, causando sorpresa en París y también cierto malestar.

Tras las recientes elecciones regionales francesas de principios de diciembre, el dirigente autonomista Gilles Simeoni fue elegido presidente del Consejo ejecutivo de Córcega, especie de minigobierno local, mientras que el independentista Jean-Guy Talamoni asumía la presidencia de la Asamblea de esta isla del Mediterráneo.

Es la primera vez que los nacionalistas dirigen instituciones insulares, desde que éstas fueran creadas en 1982 para esta isla de 320.000 habitantes, cercana a las costas italianas.

En un discurso íntegramente pronunciado en corso al asumir el cargo, Talamoni afirmó: "Al votar por los nacionalistas, el pueblo corso ha dicho que Córcega no es un pedazo de otro país, sino una nación, con su idioma, su cultura, su tradición política, su manera de ser".

"El pueblo corso existe (...) y va a construir y asumir su destino, en paz y en democracia", prometió por su parte Simeoni, al dirigirse "solemnemente al gobierno y al Estado" franceses.

Tras su elección, Simeoni y Talamoni habían exigido la liberación de presos "políticos" corsos, que cifran en 25. Un alto responsable del gobierno francés replicó que en este asunto el Estado será "inflexible": "No hay prisioneros políticos corsos", aseguró.

Karine Pellegrini, de 35 años, funcionaria de la municipalidad de Bastia, capital económica y segunda ciudad de la isla, después de Ajaccio, afirma: "¡Francia no quiere a Córcega! Estamos hartos de ser dirigidos por gente racista para las subvenciones, para las decisiones de justicia, incluso en el fútbol. Cuando juegan los corsos, el arbitraje no es justo".

Antoine Caitucoli, de 20 años, estudiante universitario asegura: "Yo quiero defender mi idioma, que aprendí con mi abuelo. Tenemos tradiciones, una experiencia agrícola. Córcega es distinta, es diferente de Francia".

Cuna de Napoleón, esta "Isla de la Belleza", conocida por sus paisajes paradisíacos, fue durante mucho tiempo escenario de violentas acciones nacionalistas, como ataques con explosivos contra edificios públicos o el asesinato en 1998 del principal representante del Estado francés en Córcega, el prefecto Claude Erignac.

Pero en junio de 2014, el Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC) anunciaba que deponía las armas.

Sin embargo, el fuerte rebrote nacionalista en Córcega tras las elecciones regionales ha sorprendido en París, donde el gobierno ha tardado en reaccionar, y lo ha hecho con prudencia.

Pero el duro discurso de Talamoni, íntegramente en corso, provocó la reacción del exprimer ministro de derecha Alain Juppé, que recordó que "el idioma de la República es el francés" mientras que el vicepresidente del Frente Nacional (FN, extrema derecha), Florian Philippot, instó al presidente francés François Hollande a "poner orden".

El socialista Jean-Marie Le Guen, secretario de Estado para las Relaciones con el Parlamento, advirtió por su lado que "la República no va a cruzarse de brazos" y que "la ley es la misma para todos, incluso en Córcega".

La semana pasada, el primer ministro francés Manuel Valls telefoneó a Simeoni, y le prometió mantener un "diálogo sereno, constructivo y tranquilo".

El propio Simeoni había exhortado un día antes a que se iniciara un diálogo "sereno y constructivo", y pidió "al gobierno y al Estado que tomen la medida de la revolución democrática que Córcega está viviendo".

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