El conflicto en Costa de Marfil ha provocado desde el pasado noviembre, cuando el presidente saliente Laurent Gbagbo se negó a aceptar su derrota en las elecciones generales, alrededor de 128.000 refugiados marfileños y un millón de desplazados internos, según datos de la ONU.
La ONG Plan, dedicada a proteger los derechos de la infancia, asegura que ya son más de 53.000 niños y adolescentes los que han huido a Liberia, donde se concentran la mayoría de los refugiados de Costa de Marfil.
"Muchos cruzan solos o con adultos desbordados por su propia situación y con escasa capacidad para protegerles. Ante desplazamientos masivos de población los menores siempre son la población más vulnerable", explica Concha López, directora general de Plan en España.
Hasta ahora el equipo de respuesta de emergencias de Plan ha establecido programas de educación y protección para más de 5.000 niños marfileños en comunidades de Liberia situadas al borde de la frontera con Costa de Marfil. Se trata de una zona donde Plan antes no estaba presente pero donde ha abierto programas de emergencia ante la llegada masiva de refugiados.
El trabajo de la organización está centrado también en la asistencia a refugiados con niños pequeños y mujeres embarazadas.
"Con la escalada de la violencia aumenta además el riesgo de reclutamiento de menores como niños soldado", advierte la ONG en un comunicado. Recuerda que ya ocurrió durante la guerra civil de Costa de Marfil entre los años 2002 y 2007, cuando 4.000 niños, según cifras de Naciones Unidas, fueron objeto de tráfico infantil para ser llevados al frente a combatir.
Solidaridad de los liberianos a pesa de su pobreza
Liberia está acogiendo a aproximadamente 120.000 de los 128.000 refugiados que ha contabilizado en total la ONU. la llegada continua de refugiados ha comprometido la sostenibilidad del condado de Nimba, una zona sin apenas infraestructuras en la frontera liberiana, explican desde Plan. Al parecer, las comunidades de acogida de este condado han estado compartiendo su comida con los marfileños, por lo que ahora sus reservas de alimento se encuentran bajo mínimos.
"La capacidad de las comunidades fronterizas de atender las necesidades de la afluencia de refugiados está al límite. La gente que viene de Costa de Marfil no lleva equipaje salvo una pequeña mochila a la espalda. Necesitan urgentemente comida, agua potable, un lugar donde dormir y protección para sus hijos. Y lo más probable es que la situación solo vaya a peor", cuenta Valentine Alobwede, la coordinadora ante emergencias de Plan en Nimba.
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