Madrid se hace del Atlético y se tiñe de rojiblanco para celebrar la consecución del título

  • La ciudad de Madrid se vistió de rojiblanco para rendir homenaje al Atlético tras la consecución de la Europa League en Hamburgo y lograr de esa manera alzar un título continental 48 después, por lo que los aficionados 'colchoneros' tomaron las calles para seguir al equipo en su periplo por los diferentes actos que han realizado a lo largo de la tarde.

La primera cita del equipo con la afición fue a las cuatro de la tarde en el estadio Vicente Calderón, donde los jugadores, la junta directiva, el cuerpo técnico y el trofeo se subieron en un autobús descapotable con el recorrieron las principales calles de Madrid. En el feudo 'colchonero' les esperaban algo más de 500 personas que no dejaron de cantar hasta que la Copa se encaminó a la Catedral de la Almudena.

Ya desde que los jugadores se subieron al autobús, comenzaron a sonar cánticos como el 'campeones campeones' o 'sí, sí, sí, la Copa ya esta aquí', aunque el que sonó con más fuerza fue el himno del club, que fue coreado por todos los jugadores, a los que les acompañaron todos los hinchas.

La primera parada de la rúa rojiblanca fue en la Catedral de la Almudena a las 17.30 horas, donde el Auxiliar del Obispo, Fidel Herráez les recibió para ofrecer la Copa a la patrona de Madrid. El auxiliar del Obispo, que reconoció ser atlético desde pequeño, acompaño a Simao y Forlán en su entrega de un ramo de orquídeas rojas y blancas.

El capitán del equipo Antonio López, gran protagonista de la jornada, fue el encargado de llevar la copa hasta la imagen de la Virgen de la Almudena con la ayuda del presidente, Enrique Cerezo. Las campanas de la catedral repicaron sin parar en la salida del conjunto, que paseo por delante de unos 2.000 aficionados que seguían coreando los cánticos, y sobre todo, el himno.CON LAS INSTITUCIONES Y LA AFICIÓN

Tras el acto religioso, el Atlético se encaminó hacia el Ayuntamiento de Madrid, donde, a las 18.30 horas le esperaba el gobierno madrileño con su alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, a la cabeza. Para que la afición pudiera estar cerca de los jugadores, se abrió el Patio de cristales del Palacio de Cibeles, donde Antonio López se convirtió en maestro de ceremonias y lideró los cánticos, entre ellos 'Perea Bota de Oro' y el ya mítico 'Camarero'.

Gallardón tuvo unas palabras de apoyo para el club y les felicitó por su triunfo. "Tenéis fama de hacer sufrir, pero al final han venido las alegrías. Se puede perder por mala suerte, pero nadie gana sin ser el mejor. Vosotros sois los mejores y tenéis una voluntad de hierro", indicó.

La sede de la Comunidad de Madrid fue la penúltima parada en torno a las 19.30 horas, donde les esperaba la presidente Esperanza Aguirre, que mostró su agradecimiento porque los jugadores fuesen hasta allí y asegurar que "la afición rojiblanca es la mejor del mundo" y les invitó a volver la semana próxima con la Copa del Rey. "El miércoles a ver si pueden volver a ganar y ya lo ideal sería que ganase el Real Madrid y perdiera el FC Barcelona para completar todo", dijo Aguirre a Europa Press.

Desde el balcón de la Puerta del Sol, los jugadores, micrófono en mano, cantaron el ya conocido 'Te quiero Atleti, lo, lo, lo, lo' para arengar a la afición que abarrotó el centro madrileño. Fue allí cuando Miguel Ángel Gil Marín se acordó de su padre, Jesús Gil."Mi padre estaba muy vinculado al club y yo a él. Le hubiera encantado estar aquí, pero también se lo quiero dedicar a los atléticos", confesó.

Una vez terminados los actos con las autoridades llegó el fin de fiesta. El autobús descapotable se encaminó hacia la fuente de Neptuno, donde le esperaban más de 40.000 rojiblancos. Antonio López cumplió con la tradición y coronó al Dios de todas las aguas y los mares con una bufanda del Atlético, que llevaba esperando 14 años.

En el acceso a la fuente, esperaba a los jugadores un pasillo formado por los jugadores de la cantera rojiblanca. De nuevo, el himno del club atronó e inundó la ciudad de una emoción que se llevaba esperando mucho tiempo, y que paradojas del destino, se podría repetir en apenas una semana.

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