Mayorías absolutas: la receta para gobernar sin complejos

  • Asela Viar.

Asela Viar.

Madrid, 30 oct.- Sin voces discrepantes, ni fuerzas políticas con suficiente representación para poner muchas objeciones, los gobiernos con mayorías absolutas gozan de una capacidad de decisión que, para sus detractores, pone fin al debate democrático y, para sus defensores, agiliza los trámites.

Por el momento, tres han sido los gobiernos que han conseguido alcanzar los 176 escaños en el Congreso y el cuarto podría salir según las encuestas de los comicios del 20N de la mano del PP.

El PSOE lo logró en dos ocasiones, en 1982-1986 y en 1986-1989 -aunque en la legislatura 1989-1993 tuvo una mayoría absoluta "de hecho" con 175 escaños-, mientras que el Partido Popular alcanzó los 183 diputados en la legislatura 2000-2004.

MAYORÍA ABSOLUTA Y MAYORÍA AUTONÓMICA

El catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Vallespín, recuerda en declaraciones a Efe que la contundente victoria que las encuestas auguran al PP daría lugar a una "hegemonía" que va más allá del Estado, pues se extiende a la "inmensa mayoría de las comunidades y de las grandes ciudades", a la vista de los resultados de las elecciones locales y autonómicas de mayo.

Ante esta situación cabe preguntarse, reflexiona, cómo gestionaría el PP esa "homogeneidad entre Estado y comunidades", mientras que al PSOE le obligará a replantearse cuál es su fuerza, tal y como ya le ocurrió a los conservadores tras la victoria socialista de 1982 -la más amplia hasta el momento, con 202 escaños-.

También el catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, Ricardo Montoro, pone el foco en el futuro de ambos partidos en conversación con Efe ante la posibilidad de que el PP alcance "unas cotas de poder como no se ha visto nunca", porque además de la mayoría absoluta parlamentaria ya controla gran parte de la España autonómica.

Hace hincapié en que tanto PP como PSOE tiene "vocación de Gobierno", lo que implica que ambos están dotados de las estructuras necesarias para gobernar, lo que incluye a "legiones de personas" que abastecen las administraciones.

En los últimos años, afirma, se han mantenido en una "historia de bipartidismo" que, de pronto, se puede truncar y el PSOE "se va a quedar en una situación muy complicada", que no incluye ni el Gobierno, ni autonomías tradicionales como la andaluza, lo que constituye "la gran novedad" de estos comicios, apunta.

LEYES POLÉMICAS, CONFLICTIVIDAD SOCIAL

Durante las tres legislaturas en las que un solo partido dominó el Parlamento, el debate salió en numerosas ocasiones del Congreso a la calle, donde algunas medidas fueron contestadas con sonadas movilizaciones sociales a lo largo y ancho de la geografía española y muy criticadas por la oposición.

El PSOE consiguió la primera mayoría absoluta de la democracia en 1982, durante su primer gobierno, cuando alcanzó los 202 escaños en el Congreso, una mayoría que, algo disminuida, revalidó en las siguientes elecciones de 1986 con 184 escaños.

A lo largo de esas dos legislaturas acometió medidas económicas que provocaron un gran rechazo social, como la reforma del sistema de pensiones, que desembocó en 1985 en la primera huelga general de la democracia o la reforma del mercado laboral y el Plan de Empleo Juvenil que en 1988 dio lugar a una nueva convocatoria sindical.

Gran revuelo generaron también otras medidas como la despenalización de la irrupción del embarazo o la "mediática" expropiación de Rumasa -uno de los mayores conglomerados empresariales del país -.

El Partido Popular tampoco se salvó durante su mayoría absoluta de la conflictividad social provocada por alguna de las leyes que se aprobaron en la legislatura de 2000-2004 y normas impopulares que no tuvieron una buena acogida entre algunos sectores de la sociedad.

En 2001, tan solo un año después de llegar al poder, el Gobierno de Aragón, organizaciones ecologistas, sindicales y partidos políticos se opusieron al trasvase del Ebro que incluía el Plan Hidrológico Nacional.

Este proyecto de gestión hídrica que preveía que una parte de las aguas del Ebro se bifurcaran a otras cuencas del Mediterráneo, puso en pie de guerra a un amplio espectro de la sociedad española y causó serias tensiones entre autonomías por la soberanía del agua.

En 2002, la reforma del sistema de protección por desempleo, conocida popularmente como "decretazo", fue recibida con la huelga general del 20 de junio de ese año, la primera del Gobierno de Aznar.

Sin embargo, el colofón de las movilizaciones que sufrió el gobierno del PP llegó en 2003 cuando aprobó desplegar militares españoles en Irak y manifestaciones del "no a la guerra" recorrieron el país.

¿MAYORÍA SOCIAL?

El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid Juan Carlos Monedero, explica a Efe, por su parte, que cuando un Gobierno consigue una mayoría absoluta en el Parlamento "corre el riesgo de confundirla con una mayoría social".

"Votar se ha convertido en un acto de rutina social; sin embargo, el sistema electoral está condicionado por el voto útil, lo que beneficia a los partidos mayoritarios y contribuye a la formación de mayorías", puntualiza.

Por ello, ironiza que un resultado electoral de este tipo solo implica "mayor impunidad para romper las cosas", así como un "cierto absolutismo a la hora de aplicar la única receta que se tiene por correcta".

Por su parte, la catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid Paloma Biglino opina, en declaraciones a Efe, que las mayorías absolutas no suponen el fin del debate en el Parlamento, ya que la oposición conserva el derecho y la obligación de poner en tela de juicio lo decidido por la mayoría, expresando así su ideario con vistas a las siguientes elecciones".

Pone el acento en que las mayorías refuerzan la seguridad en el ejercicio del poder político, porque permiten decidir sin necesidad de hacer concesiones a otros puntos de vista diferentes y favorecen la adopción de decisiones en circunstancias difíciles, como la crisis económica.

Según Biglino, la oposición debe servir de "contrapeso", pues, a su juicio, en el caso de mayorías absolutas adquieren todavía mayor relevancia en el ejercicio de derechos como la libertad de expresión o de reunión así como la presencia de dichos grupos en las instituciones representativas, como es el Parlamento.

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