Mercurio, el negocio global que envenena niños

  • Pese a su prohibición por tratarse de "la peor forma de trabajo infantil" según el derecho internacional, miles de niños continúan manipulando el mercurio todos los días. Esta sustancia tóxica es particularmente dañina para ellos, ya que ataca su sistema nervioso todavía en desarrollo y puede llegar a matar en dosis elevadas.
Juliane Kippenber, Nairobi (Kenia) | GlobalPost

Los gobiernos de todo el mundo se reunieron recientemente en Nairobi (Kenia) para negociar un tratado internacional sobre el mercurio, bajo los auspicios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). El mercurio, el metal plateado líquido, conocido por ser el componente de la mayoría de los termómetros, es una de las sustancias más tóxicas del mundo.

Sin embargo, todavía hay millones de niños en todo el mundo que trabajan en la minería artesanal de oro donde conviven con el mercurio todos los días. Incluso la simple inhalación de las dosis más pequeñas de su vapor es peligrosa. No hay ningún nivel seguro de exposición.

El contenido del tratado de mercurio, que será finalizado y aprobado para el año 2013, será de vital importancia para estos niños. Los gobiernos han realizado algunos progresos limitados, pero la redacción no es lo suficientemente fuerte.

La minería artesanal con baja tecnología es común en muchas partes de África, Asia y América Latina.

Los niños mezclan el mercurio con sus manos desnudas en el mineral machacado para crear una amalgama, y luego se quema la amalgama, haciendo que el mercurio se evapore, dejando al descubierto el oro. Bajo la óptica del derecho internacional, este trabajo se define como la peor forma de trabajo infantil, y por lo tanto, está prohibido.

Cuando visité recientemente Mali, en África occidental, un niño de no más de 6 años me dijo que él se encargaba del mercurio: "Usted lo mezcla en una taza y lo pone en el fuego. Hago esto en el yacimiento minero".

Luego añadió: "Me gustaría dejar este trabajo".

Otros niños me describieron la forma en la que trabajan con el mercurio. Ninguno de ellos conocía los riesgos para su salud. "Empecé en la minería de oro a una edad temprana", me dijo una niña de 15 años. "Hago pan de oro, también trabajo con mercurio....También lo quemo. Nunca he oído que esto no fuera saludable. Trabajo con el mercurio todos los días. "

El mercurio es particularmente dañino para los niños, ya que sus sistemas están todavía en desarrollo, y su daño es irreversible. Ataca el sistema nervioso central y varios órganos, y en dosis elevadas, puede matar. Según han demostrado los estudios científicos, los niños que trabajan con mercurio se encuentran en grave riesgo de envenenamiento.

Los niños más pequeños y los bebés aún no nacidos también están en riesgo de envenenamiento por el mercurio utilizado en la minería de oro. Los mineros artesanales en diversas partes del mundo queman la amalgama en el hogar, con niños pequeños a su lado. El mercurio también puede llegar a los niños a través de la leche materna, e incluso afectar al desarrollo del feto en el útero.

¿Cuál es la solución?

La prohibición total de mercurio es poco probable que funcione, ya que no hay alternativas fáciles para que los mineros artesanales puedan extraer el oro y la minería da sustento a millones de personas.

Lo que se necesita en el tratado de mercurio es un texto más contundente que exija a los gobiernos que detengan algunas de las peores prácticas, como el trabajo infantil con el mercurio y la amalgama en las zonas residenciales.

Para reducir el uso de mercurio por mineros adultos, los gobiernos deben introducir tecnologías sencillas como contenedores "réplicas" que capturen los vapores de mercurio.

Los gobiernos también tienen que desarrollar un modo integral de hacer frente a los efectos del mercurio sobre la salud de las comunidades mineras artesanales y de los niños en particular.

Los gobiernos tendrán que participar más activamente con las personas dedicadas a la minería artesanal. Ellos tendrán que crear conciencia de los peligros, crear capacidad e introducir tecnologías sencillas para mejorar y llevar a cabo inspecciones para hacer cumplir las leyes sobre trabajo infantil.

Que los gobiernos hayan acordado elaborar un tratado sobre esta cuestión es una medida de progreso.

También es alentador que los gobiernos africanos hayan propuesto planes obligatorios de acción nacional para reducir el mercurio en la minería artesanal del oro. Sin embargo, las negociaciones más dirigidas hacia la salud sólo se abordan como una cuestión secundaria.

En las rondas finales de la revisión antes de que el tratado esté listo para su ratificación, los gobiernos deben presionar para conseguir un texto que obligue a los países que lo suscriban a tomar medidas tanto en la salud como en el medio ambiente.

En particular, los países africanos, asiáticos y latinoamericanos deben asegurarse de que el nuevo tratado protege los derechos de sus ciudadanos, incluidos los derechos de los niños a ser protegidos contra el trabajo peligroso.

Los países más ricos deben mostrar sus palabras de preocupación por esta situación y ayudar a financiar el esfuerzo.

De esta manera, conseguirán sacar el mercurio de las manos de los niños, y ayudarles a vivir vidas más saludables.

 

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