Miles de personas se unen para pedir el final de los campos de reeducación

  • Más de 7.000 personas en China han apoyado con sus firmas una petición para que el Gobierno ponga fin a los controvertidos campos de reeducación mediante el trabajo ("laogai"), una iniciativa que su promotor, un abogado de Hangzhou, enviará al Legislativo del país asiático, informó hoy la prensa nacional.

Pekín, 5 sep.- Más de 7.000 personas en China han apoyado con sus firmas una petición para que el Gobierno ponga fin a los controvertidos campos de reeducación mediante el trabajo ("laogai"), una iniciativa que su promotor, un abogado de Hangzhou, enviará al Legislativo del país asiático, informó hoy la prensa nacional.

El letrado Wang Cheng, que comenzó la campaña el 10 de agosto, va camino de reunir en pocos días las 10.000 firmas necesarias para que la petición sea tomada en consideración por la Asamblea Nacional Popular, señaló el diario oficialista "Global Times".

De acuerdo con la publicación, influyentes escritores y empresarios como Li Kaifu, fundador de la rama china de Google, han suscrito la campaña, justificada según Wang en el hecho de que los "laogai" violan la Constitución china y han producido graves injusticias.

Según "Global Times", la iniciativa se produce en un momento en el que la opinión pública chino ha mostrado fuertes desacuerdos con este sistema heredero del maoísmo y que admite condenas a trabajos forzados sin sentencia judicial, por lo que ha servido en la práctica como un castigo para disidentes o presos de conciencia.

Aunque organizaciones como Amnistía Internacional (AI) han criticado los "laogai" desde hace décadas, en China el debate ha surgido principalmente este verano, a raíz del caso de Tang Hui, una mujer cuya hija menor de edad fue violada y forzada a prostituirse durante años.

Descontenta con el castigo a los que vejaron a su hija, Tang protestó públicamente por lo que consideraba un intento de la Policía de defender a las mafias de la prostitución, tras lo cual fue condenada por "disturbio social" a un año y medio de reeducación.

La condena causó una ola de críticas en las redes sociales chinas e incluso protestas en artículos de la principal publicación comunista, "Diario del Pueblo" (de cuyo grupo mediático forma parte "Global Times"), por lo que Tang acabó siendo puesta en libertad a los pocos días de su encierro.

La campaña contra los campos de reeducación, cuya abolición ya se ha intentado en años anteriores, recoge firmas a través de correos electrónicos, mensajes de telefonía móviles y la red social de microblogs Weibo.

Creado en 1955, durante los primeros años del régimen comunista fundado por Mao Zedong, el sistema de campos de reeducación sirvió para privar de libertad tanto a intelectuales (en las campañas contra "derechistas" de 1957) como a muchos de los estudiantes que participaron en las protestas de Tiananmen de 1989.

Los "laogai" también se han utilizado para encerrar a "ciberdisidentes" (personas que criticaron al Gobierno chino a través de Internet), padres que violaron la política de "un sólo hijo" o miembros del movimiento espiritual Falun Gong, prohibido por Pekín en 1999.

Según grupos pro derechos humanos críticos con Pekín, estos campos de trabajo, muchos de ellos situados en emplazamientos secretos, tienen a cientos de miles de internos sin sentencia judicial (hasta 300.000, según algunas ONG).

China firmó en 1998 la Convención Internacional de Derechos Políticos y Civiles, que prohíbe los trabajos forzados.

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