Netanyahu, el gran perdedor de la elección de Rivlin como presidente

  • El primer ministro, Benjamín Netanyahu, es el gran perdedor de la elección como presidente de su correligionario Reuvén Rivlin, que ha abierto un cisma en las filas del partido Likud y relanzado las aspiraciones de un nuevo mandatario.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 11 jun-. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, es el gran perdedor de la elección como presidente de su correligionario Reuvén Rivlin, que ha abierto un cisma en las filas del partido Likud y relanzado las aspiraciones de un nuevo mandatario.

"La derrota de Netanyahu es tan grande como la victoria de Rivlin", afirma hoy en titulares el diario de mayor tirada, el Yediot Aharonot, que destaca que la votación fue un tira y afloja dentro de las filas del partido gobernante en la que se impuso el campo del ministro del Interior, Guideón Saar.

De 48 años y de padre argentino, Saar ha sido en las últimas semanas el único dirigente que osó apoyar abiertamente la candidatura del vencedor -en contra de la postura del primer ministro- lo que le ha convertido automáticamente en un más que posible "sucesor".

"Saar no fue únicamente el primero del partido en apoyarle, fue también quien salió en contra de los intentos de Netanyahu de torpedear su elección y ayudó a conseguir el apoyo de los ultraortodoxos", señala el diario sobre el voto que ayer decantó la balanza del lado de Rivlin.

Elegido presidente en una apretada votación en el Parlamento, el próximo presidente de Israel mantiene una acérrima rivalidad con Netanyahu desde hace años, y aunque a raíz de la retirada de Gaza en 2005 -que ambos repudiaron- aunaron esfuerzos durante un breve período, en 2009 sus relaciones volvieron a estropearse.

Después de mucho titubeo y presiones por parte de algunos de sus ministros que no querían ver derrotado al único candidato derechista en liza -los otros cuatro eran de centro o apolíticos-, el jefe del Ejecutivo le extendió un tímido apoyo público a Rivlin a finales de mayo, aunque por detrás ayudó a su rival, asegura el diario Haaretz.

Ayer, durante la segunda vuelta de la elección, en la que parecía que el candidato de centro Meir Shitrit se haría con la victoria, fue Saar quien uno a uno atrajo los más de quince votos que decantaron la elección de lado del aspirante derechista.

Los distintos medios conjeturan hoy que el primer ministro ni siquiera votó por Rivlin, enemistado con su mujer Sara y quien en 2009, siendo presidente del Parlamento, le retrasó una serie de leyes que consideraba inconstitucionales.

Reconocido demócrata a pesar de su ideología fuertemente nacionalista, Rivlin representa al viejo Likud, aquél que dejó el histórico primer ministro Menahem Beguin a principios de los ochenta y que, hoy, no es más que una formación derechista con un notorio tinte populista.

"La victoria de Rivlin es una victoria del camino recto, de la honestidad y de la amistad", afirmó Saar tras la victoria, mientras Netanyahu paseaba por los pasillos de la Knesset con una más que evidente cara amarga.

De hecho, y a pesar de tenerlo en la Cámara, tardó casi una hora en felicitarlo y cuando lo hizo fue porque no le quedó más remedio: en un brindis público en el que ambos hablaron.

"Ha habido rivalidades internas políticas, y según nuestros cálculos al menos un tercio de los diputados del Likud no votaron a favor de él", reconoció un dirigente de la formación nacionalista, reflejando que se ha abierto un peligroso cisma interno.

La mayoría de los medios destacan el error político de Netanyahu de no apoyar la candidatura de quien defiende la ideología de su partido, y algunos aseguran incluso que la papeleta que metió en el sobre llevaba el nombre del segundo aspirante, un exlikudista que se pasó al centro político.

El diario progresista Haaretz insiste en que se ha abierto una "guerra civil" en el Likud y generado la "pérdida de control" por el primer ministro dentro de su coalición con Israel Beitenu, el partido de Avigdor Lieberman al que se unió para los comicios generales de 2013.

Este, que aspira a suceder a Netanyahu y por tanto siguió sus ordenanzas, también le negó el apoyo a Rivlin, pero no así algunos de sus diputados cuyos votos fueron decisivos.

En ese sentido, los medios ven en Lieberman al segundo gran perdedor de la jornada.

"Saar no teme exponer una postura independiente (a la del jefe del Gobierno), incluso al precio de un posible enfrentamiento con Netanyahu, y por ello se ha posicionado como sucesor", afirmó una fuente del Likud al diario Yediot Aharonot.

Guilad Erdan, otro ministro de la nueva guardia y aspirante con Saar a la dirección del partido, ha instado a que "ahora es el momento de unir las filas del partido" pero todos saben, señala el diario, que "el futuro depara un choque de fuerzas entre los hombres de Netanyahu y sus rivales que ayer lograron esta significativa victoria".

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