Ofrenda en Huesca a los primeros republicanos de las Cinco Villas

Ofrenda en Huesca a los primeros republicanos de las Cinco Villas
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EUROPA PRESS
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Los concejales del municipio zaragozano de Ejea han sido recibidos por miembros de la corporación municipal oscense, tras lo que han participado juntos en este acto, ha informado el ayuntamiento ejeano en una nota de prensa.

La historia de la partida republicana 'Cinco Villas' se originó en la madrugada del 26 de octubre de 1848, cuando un grupo de hombres asaltaron el cuartel de la guarnición de Ejea, situado en el antiguo 'hospital', actual bar Alcabor, donde desarmaron a los 22 soldados y se trasladaron a la Casa Consistorial, donde hicieron comparecer a toda la corporación.

Allí, incautaron 4.500 reales de vellón al Recaudador de la Contribución, tomaron catorce caballos y yeguas, así como cuantas armas y efectos encontraron y sobre las 11.00 horas salieron en dirección a Rivas, sin causar ninguna víctima ni producir ningún daño personal.

Mandaba esta partida el joven militar oscense Manuel Abad 'Manolín', siendo sus lugartenientes Santos Castejón, de Sádaba y Saturnino Arrizabalaga, de Ejea. La tropa estaba compuesta fundamentalmente por gentes de las Cinco Villas, sadabenses y ejeanos, sobre todo.

Pernoctaron la noche siguiente en Luna, la siguiente en Ayerbe, siguieron su recorrido, perseguidos por los soldados de Ramón Anglés y, en las primeras horas de la madrugada del 30 de octubre, entraron en Huesca.

Esa misma tarde tuvieron que huir, refugiándose en Siétamo. Al día siguiente, tras pactar la rendición, se entregaron al ejército de la Reina. Los pactos, no obstante, no fueron cumplidos.

FUSILAMIENTOS

El 5 de noviembre fueron fusilados los jefes, Manuel Abad, Santos Castejón, Mariano Desa, Ignacio Desa, Anselmo Pérez, Saturnino Arrizabalaga y Antonio Velázquez, y el 7 de noviembre, por sorteo, Eusebio Audériz, Antonio Ferrer, Antonio Soro, Pedro Sánchez, Ramón Rubio y Salvador Chus.

De los 154 prisioneros restantes --82 de las Cinco Villas-- unos pocos fueron liberados y los demás, embarcados en Valencia, fueron enviados a las Filipinas, a pesar de las súplicas que los ayuntamientos dirigieron a las autoridades.

Finalmente, el Capitán General de la zona promovió la correspondiente investigación, llegando a la conclusión de que el Ayuntamiento de Ejea había sido cómplice de los sublevados. Enconsecuencia, destituyó al alcalde, Sebastián Racaj, y nombró para sustituirlo a Julián Callizo.

En 1885, los republicanos de Ejea, Sádaba y Huesca erigieron un mausoleo en memoria de sus compañeros. Allí fueron en procesión cívica durante muchos años hasta que la historia española quebró esa tradición. El Ayuntamiento de Huesca la reanudó en 1979, con la instauración de la democracia. El Ayuntamiento de Ejea se adhirió ese mismo año.

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