Oleada de huelgas amarga la vida a Gordon Brown en fechas preelectorales

  • Londres.- Una oleada de huelgas que afectan tanto a compañías privadas como British Airways (BA) como al sector público amenaza con amargarle la vida al primer ministro británico, Gordon Brown, en vísperas electorales y cuando más necesita la paz social.

Oleada de huelgas amarga la vida a Gordon Brown en fechas preelectorales
Oleada de huelgas amarga la vida a Gordon Brown en fechas preelectorales

Londres.- Una oleada de huelgas que afectan tanto a compañías privadas como British Airways (BA) como al sector público amenaza con amargarle la vida al primer ministro británico, Gordon Brown, en vísperas electorales y cuando más necesita la paz social.

Decenas de miles de pasajeros de British Airways verán frustrados sus planes de viaje durante tres días a partir de hoy y de nuevo por otros cuatro días a partir del sábado próximo por culpa de la huelga del personal de cabina de la aerolínea, que protesta contra los despidos y la congelación salarial, entre otras medidas de contención de gastos.

A pesar de los planes de contingencia de la aerolínea, sin precedente en la historia de BA, que ha recurrido a fletar aviones de otras compañías rivales, aproximadamente 1.100 vuelos de un total de 1.950 programados se verán anulados durante este fin de semana.

Para complicar las cosas, los trabajadores encargados de operar las señales ferroviarias en el Reino Unido han votado también mayoritariamente a favor de la huelga en protesta por una propuesta de despidos, según anunció este viernes el sindicato del Transporte (RMT).

Esos ferroviarios quieren protestar así contra los 1.500 despidos anunciados por Network Rail, la empresa pública que gestiona la infraestructura ferroviaria en el Reino Unido.

Pero no acaban ahí los problemas para el gobernante Partido Laborista, pues cientos de miles de funcionarios británicos han sido convocados a una huelga general el próximo 24 de marzo, día anunciado para la presentación de su proyecto de presupuesto por el ministro de Finanzas, Alistair Darling.

El sindicato de los Servicios Públicos y Comerciales se opone a una serie de reformas que reducirían los derechos de indemnización en caso de despido, así como contra la decisión de impedirles hacer horas extras.

Las organizaciones de automovilistas han advertido de que toda esa cadena de huelgas va a provocar los próximos días enormes congestiones en las carreteras británicas.

Especialmente preocupado por las repercusiones electorales de la huelga de British Airways, el primer ministro la calificó esta semana de "deplorable" e instó sin éxito a ambas partes a negociar.

Lo peor para el líder laborista es que el máximo impulsor de la huelga es Charlie Whelan, director político del poderoso sindicato Unite, que trabajó para él como portavoz hasta 1999.

El problema que se les presenta ahora a los laboristas es su fuerte dependencia financiera del sindicato Unite, que, como señala el semanario "The Economist", ha donado una cuarta parte del dinero recibido por ese partido bajo el liderazgo de Gordon Brown y que le salvó incluso de la quiebra económica hace dos años.

Si con el anterior primer ministro, Tony Blair, los laboristas supieron cortejar con éxito a los empresarios, ahora, cuando los sondeos apuntan a una victoria conservadora en las elecciones generales, esa fuente de financiación parece haberse agotado y Brown necesita volver a sus apoyos tradicionales: los antes denostados sindicatos.

Cincuenta y nueve miembros de Unite son candidatos a la Cámara de los Comunes en las próximas elecciones y el sindicato seguramente tendrá bastante que decir cuando se decida el próximo liderazgo del partido.

Los conservadores, que tienen sus propios problemas, como el hecho de que su mayor financiador sea un empresario elevado por ellos a la Cámara de los Lores con intereses en el Caribe y que no paga impuestos en el Reino Unido, han visto en esta cadena de huelgas una oportunidad de oro para atacar a Brown.

Su líder, David Cameron, anunció hoy que si gana las elecciones, previstas para el 6 de mayo, tratará de emular a la ex primera ministra conservadora Margaret Thatcher y se enfrentará a los intereses egoístas de los sindicatos, que, según él, "amenazan el futuro de una gran empresa británica (BA) y de paso miles de empleos".

Joaquín Rábago

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