Paco Larrañaga: Qué se puede preguntar a un condenado que sabe que va a morir

  • El preso Francisco Larrañaga, quien cumple condena en España tras serle conmutada la pena de muerte en Filipinas, ha lamentado hoy lo contradictorio que resulta formular preguntas a un condenado a la pena capital que sabe que puede ser ejecutado en cualquier momento.

Madrid, 6 jun.- El preso Francisco Larrañaga, quien cumple condena en España tras serle conmutada la pena de muerte en Filipinas, ha lamentado hoy lo contradictorio que resulta formular preguntas a un condenado a la pena capital que sabe que puede ser ejecutado en cualquier momento.

"¿Qué se le pregunta a un condenado a muerte? ¿Qué tal estás de salud?", ha afirmado Larrañaga, a quien cuando le formulaban esta pregunta en el corredor en Filipinas respondía: "Para qué... si me van a ejecutar".

En el marco de una mesa redonda titulada "Españoles ante la pena de muerte", Larrañaga ha recordado que lo más difícil del corredor de la muerte es saber que estás dentro y que puedes ser ejecutado aun sabiendo que eres inocente y que no has tenido "derecho a nada" en el juicio que te condenó.

Larrañaga fue condenado en Filipinas por un caso de violación y asesinato de dos hermanas, del que siempre se declaró inocente.

El preso hispano-filipino ha explicado que ahora es él quien se plantea esas preguntas cuando se encuentra frente a Cándido Ibar, padre de Pablo Ibar, el único ciudadano español condenado actualmente a la pena capital en todo el mundo -concretamente en Estados Unidos-, y que ha asistido al acto junto a Joaquín Martínez, el primer español que salió del corredor de la muerte.

"Cuando vi a Cándido no sabía qué decir. ¿Qué le puedes preguntar cuando Pablo sigue condenado a muerte?", ha afirmado Larrañaga, a quien Instituciones Penitenciarias ha concedido un permiso para dar su testimonio, al estar preso en la cárcel de Martutene (San Sebastián) desde 2009, aunque ya disfruta del segundo grado penitenciario, que le permite salir durante el día.

Larrañaga, de 34 años, mantiene hasta hoy que es inocente y ha rechazado la autoinculpación a cambio de beneficios penitenciarios.

"Yo no conocía a las dos niñas, y aquel día yo me encontraba haciendo unos exámenes y no en la isla en la que pasaron los crímenes, a la que había que ir en barco o en avión", ha indicado el hispano-filipino, que ha recordado que en su primer juicio en 1999 no tuvo abogado ni oportunidad de hablar, ni se le practicaron pruebas de ADN.

Larrañaga fue condenado a cadena perpetua en 1999, pero cinco años después el Tribunal Supremo de Filipinas elevó la condena a la pena capital y fue trasladado al corredor de la muerte.

En este sentido, ha lamentado poseer el triste honor de ser el único condenado en el mundo "que recurre y en vez de darle una oportunidad de un juicio justo, le dan la pena de muerte".

En 2006 y a raíz de la abolición de la pena capital en el país, le fue conmutada la condena por la cadena perpetua, equivalente a 40 años de prisión de cumplimiento efectivo.

Larrañaga fue trasladado a España gracias al Tratado de Traslado de Personas Condenadas firmado con Filipina en 2007.

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