Pedido de autocrítica y cambio marca cita de Convención Americana sobre DD.HH

  • La III Conferencia de Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos comenzó hoy en Uruguay marcada por pedidos de autocrítica y de cambio hacia la CIDH y por la ausencia de varios representantes políticos de alto nivel.

Montevideo, 21 ene.- La III Conferencia de Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos comenzó hoy en Uruguay marcada por pedidos de autocrítica y de cambio hacia la CIDH y por la ausencia de varios representantes políticos de alto nivel.

A la reunión, que termina mañana y en la que se analizará un posible cambio de sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), solo asistieron el canciller uruguayo, Luis Almagro, y sus pares de Argentina, Héctor Timerman, Ecuador, Ricardo Patiño, y Haití, Pierre Richard Casimir, y el acceso a la prensa, así como la difusión de información oficial fue muy restringido.

De los 24 países firmantes del Pacto de San José, principal instrumento sobre los derechos humanos en el continente, invitados a la reunión, solo acudieron delegados de 14 de ellos, la mayoría de los cuales eran representantes ante la Organización de Estados Americanos (OEA) o embajadores en Uruguay.

Almagro, único de los participantes que se dirigió a los medios, definió el encuentro, que culminará mañana con la lectura de un comunicado conjunto, como una reunión "informal" para tratar el funcionamiento de la CIDH.

Según indicó, la posición expresada por varios países, entre otros Uruguay, es la de que la CIDH debe hacer "una autocrítica fuerte" por haber sido "injusta" en numerosas ocasiones, por haber estado "limitada" y por no haber actuado en algunos casos "donde tendría que haberlo hecho".

"La comisión tiene que examinarse a sí misma en ese contexto. En ese marco se da una circunstancia un poco particular y es que la comisión está en un país que no es parte de la Convención y eso es algo que es discutido por muchos países", indicó el ministro.

Almagro recordó de esta forma el argumento esgrimido por varios países de la región que subraya la incongruencia de que la CIDH tenga su sede en EE.UU., un país que no ha suscrito el Pacto de San José.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, uno de los principales impulsores del cambio de sede junto a los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), anunció que durante esta reunión se presentará un documento en el que se analizan los desafíos que un cambio de estas características implicaría para la comisión.

Este asunto se trató en la II Conferencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, celebrada el año pasado en la ciudad boliviana de Cochabamba, aunque no hubo consenso.

Antes, durante su discurso inaugural, la única parte de la reunión a la que tuvo acceso la prensa, Almagro remarcó hoy que el sistema interamericano tiene que adaptarse a los nuevos tiempos.

"Uruguay va a bregar para que estos cambios, en función de la evolución de la sociedad y en función de políticas cada vez más garantistas, sean cada vez más vigentes en función del derecho y de la política", sostuvo.

Pese a su mensaje de cambio, Almagro destacó el "significado sustancial que tiene para el continente la existencia del Sistema Americano de Promoción y Protección de los Derechos Humanos" que "ha recorrido un largo camino" desde que se originó en una reunión de ministros de Exteriores en Chile en 1959.

"Desde aquellas instancias históricas hasta hoy los mecanismos han evolucionado de manera permanente acompañando al desarrollo progresivo de la humanidad en la defensa de los derechos humanos", enfatizó.

El ministro uruguayo consideró, además, que "es mucho lo que han hecho la Comisión (CIDH) y la Corte (Interamericana de Derechos Humanos) para proteger los derechos humanos de los y las habitantes de este continente".

Así, resaltó la etapa de las dictaduras en el último tercio del siglo XX, cuando, según dijo, las visitas de delegados de estas entidades a los países afectados "representaban la esperanza y el faro de luz que iluminaba el camino de las víctimas".

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