Piratas y euroescépticos alemanes luchan en territorio hostil

  • Los Piratas y los euroescépticos luchan en las generales alemanas para obtener escaños, en un país cuyo sistema electoral está diseñado para frenar a formaciones extremistas, lo que por extensión dificulta el acceso a neófitos y minoritarios.

Gemma Casadevall

Berlín, 17 sep.- Los Piratas y los euroescépticos luchan en las generales alemanas para obtener escaños, en un país cuyo sistema electoral está diseñado para frenar a formaciones extremistas, lo que por extensión dificulta el acceso a neófitos y minoritarios.

Desde hace décadas, el Parlamento federal (Bundestag) tiene una constelación casi cerrada, integrada por cinco grupos -conservadores, socialdemócratas, Verdes, liberales y la actual Izquierda- y casi inexpugnable para otras formaciones.

Los últimos que accedieron al club, tras la caída del Muro, fueron los representantes del Partido del Socialismo Democrático (PDS) -llamada la Izquierda, después de su fusión con la disidencia socialdemócrata-, que en realidad no era nuevo, sino el heredero político del Partido Socialista Unificado de la República Democrática Alemana (RDA).

En 1983 lograron la hazaña los Verdes, aupados por el gran movimiento ecologista y antimilitarista de los 80, mientras que la única formación pequeña que está en el Bundestag desde sus orígenes -el Partido Liberal (FDP)- se sustenta en lobbys económicos.

Los Piratas y la Alternativa por Alemania (AfD) se enmarcan en el grupo de formaciones que dan mucho que hablar, una como abanderada de la libertad en internet y la otra como aglutinante del euroescepticismo, pero con escasas posibilidades de éxito.

Si finalmente consigue escaños AfD será a costa de la debilidad del FDP y se convertirá sin duda en la sensación de las generales de este domingo, independientemente de cómo se salde la carrera por la Cancillería.

A Los Piratas, formación sin plataforma programática que irrumpió en el Parlamento del "Land" de Berlín en 2011, y luego conquistó escaños en varias cámaras regionales, parece que se le extinguió la buena estrella inicial, sacudido por innumerables peleas internas.

Ambas formaciones, de objetivos bien dispares, comparten su condición de "damnificados colaterales" de un sistema electoral que ha puesto las vallas muy altas para los intrusos, como resultado de las lecciones de la historia.

La República Federal de Alemania (RFA), fundada sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, trató de blindarse contra los extremismos, de derechas o de izquierdas.

El éxito de esa operación blindaje lo representa el hecho que las formaciones claramente ultraderechistas -como el Partido Nacional Democrático (NPD), principal aglutinante del voto neonazi- nunca lograron escaños en el Bundestag, aunque sí en cámaras regionales.

Tal logro se debe, en buena parte, a un sistema electoral mixto, que combina dos votos -mandatos directos y voto proporcional-, que favorece a las grandes formaciones en detrimento de las pequeñas.

Cada elector tiene dos votos: el primero, a un candidato de su circunscripción, y el segundo a la lista de un partido de su "Land".

La mitad de los escaños del Bundestag van a cada uno de los vencedores de distrito -el llamado mandato directo-, que salvo excepciones recae en esas grandes formaciones, ya que optar por candidatos sin opción a victoria es tirar el voto a la basura.

La otra mitad de la cámara surge del reparto proporcional del segundo voto, a aquellas formaciones que superen el listón del 5 %.

En resumen, el acceso al Bundestag se limita a quienes superaron ese mínimo o a quienes lograron mandatos directos en bastiones en el este, método por la que el PDS accedió a sus primeros escaños en el Bundestag, en los años siguientes a la reunificación.

Ni a los Piratas ni a los euroescépticos se les vaticinan victorias en distritos, puesto que no tienen tales bastiones, ni el 5% a escala nacional, salvo sorpresas de última hora.

Menos aún a las otras 25 formaciones minoritarias y hasta excéntricas que concurren a las generales con denominaciones como Los Violetas, Los Lectores de la Biblia o los Defensores de los Derechos de los Animales, algunas con larga trayectoria como reincidentes en la búsqueda de su lugar en el Bundestag.

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