En los pueblos sirios, los rusos quieren convertirse en artífices de la paz

En el pueblo de Al Nasriya, dos ancianos con pañuelo kufiya junto a un oficial sirio a y un coronel ruso firman en una mesa de plástico los documentos que ponen fin a los combates en la zona, una ceremonia que escenifica la voluntad de Rusia de convertirse en garante de la paz.

La ceremonia, que tuvo lugar el sábado en esta localidad a 70 kilómetros al noreste de Damasco, es la prueba según Rusia de su papel de mediadora entre el régimen y los rebeldes del conflicto sirio.

La firma coincidió con una visita de un grupo de periodistas auspiciada por el ministerio de Defensa ruso. "Está bien que su llegada coincida con la firma. Hasta ayer no sabíamos si alguien estaría presente", dijo a la prensa Yury Zrayev, el responsable ruso que supervisa la aplicación de la tregua declarada en febrero en el país.

La AFP no pudo verificar si los dos civiles presentes en el momento de la firma son representantes de la población local, aunque según la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) se ha firmado un acuerdo de tregua en la región.

Rusia y Estados Unidos son los impulsores de la tregua que entró en vigor el 27 de febrero entre las fuerzas prorégimen, apoyadas por la aviación rusa, y los grupos rebeldes considerados moderados.

Las organizaciones yihadistas como el Estado Islámico y el Frente Al Nusra no está incluidas en ese acuerdo.

Desde que Rusia empezó su intervención en Siria en septiembre de 2015, Moscú asegura haber facilitado treguas locales en unas 60 ciudades y pueblos del país, firmadas entre fuerzas del régimen y unos cincuenta grupos rebeldes.

"Rusia tienen un papel de mediador", aseguró Zrayev. "La firma de un acuerdo en esta zona necesitó mucho tiempo de preparación y un trabajo considerable", dijo el responsable a los periodistas, escoltados por militares rusos.

"Me gustaría mucho hablarles de la situación aquí pero no me dejan hacerlo", dijo un habitante del pueblo, antes de que un militar ruso le ordenase alejarse de la delegación de periodistas.

"Si antes sólo nos preocupábamos de combatir, ahora nos concentramos sobre todo en el proceso de paz", explica a la AFP el portavoz del ejército ruso Igor Konachenkov.

Lejos del frente, en Ginebra, Rusia apoya las negociaciones indirectas entra la oposición y el régimen pero rechaza la salida del presidente Bashar al Asad.

Frente a la insistencia de los países occidentales, muy críticos con la intervención rusa en Siria, Moscú repite que la prioridad no es el futuro de Asad sino poner fin a este conflicto que ha dejado más de 270.000 muertos y millones de desplazados desde 2011.

Las tropas rusas también tienen la misión de supervisar la tregua decretada en febrero pero violada a diario.

En coordinación con sus homólogos estadounidenses en Amán (Jordania), los militares rusos de la base aérea de Hmeimim, en el noroeste de Siria, aseguran recibir cada día noticias de violación de la tregua.

Diariamente publican un informe de estos incidentes, que sistemáticamente atribuyen a los rebeldes.

Desde hace algunos días, este centro de vigilancia de la tregua registra un aumento de la violencia alrededor de la ciudad de Alepo, en el norte del país, donde según los militares rusos el Frente Al Nosra, un grupo yihadista no incluido en la tregua, lucha junto a grupos rebeldes.

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