"quieren hacer de república centroafricana la primera república islámica del sub-sahel"


Monseñor Juan José Aguirre, misionero español y obispo católico de la diócesis de Bangassou, en República Centroafricana, ha alertado de la grave situación de la población de ese país tras el golpe de Estado del pasado mes de marzo, durante un encuentro informativo celebrado este jueves en la sede de Manos Unidas en Madrid, organización que apoya la labor del religioso desde hace años. "Quieren convertir a la República Centroafricana en la primera república islámica del Sub-Sahel", indicó.
"Quiero ser la voz de mi pueblo y voy a deciros lo que viven desde hace meses, ya que ellos no pueden venir aquí", señaló Aguirre, que ya dio la alarma en marzo, a través de diversos medios de comunicación, cuando medio millar de rebeldes de la guerrilla islamista Seleka, de corte yihadista (similar a la que actuó en Malí), y en torno a 5.000 mercenarios tomaron el poder por la fuerza, con el derrocamiento de François Bozizé, hasta entonces presidente, por Michel Djotodia, creando una "situación de caos generalizado" en República Centroafricana, uno de los países más pobres del planeta.
PILLAJE GENERALIZADO
Los saqueos y el pillaje cometidos por estos grupos provocaron la salida de muchas ONG del país, o su repliegue a la capital, siendo Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras de las pocas que han dejado el personal indispensable en él, indicó el obispo de Bangassou.
Su diócesis también ha sufrido esos robos y destrozos, que han afectado a su clínica pediátrica, hospital y escuelas y les han dejado sin sus ordenadores ni los vehículos que necesitan para poder llegar hasta las personas que atienden, en un territorio que tiene una extensión similar a la mitad de Andalucía. A pesar del riesgo, el religioso y los miembros de su diócesis han decidido permanecer allí.
Actualmente, añadió Aguirre, en esa ciudad los niños de la calle se han convertido en soldados armados que cometen todo tipo de desmanes. "Les han dado un uniforme y un kalashnikov y han sacado toda su agresividad", lamentó.
Están al mando del comandante sudanés Abdala, con el que el obispo católico y miembros de organizaciones religiosas protestantes y musulmanas de la zona han mantenido negociaciones. Como resultado de ellas, su diócesis de Bangassou ha conseguido permiso para reanudar las clases en sus colegios, volver a recibir a los enfermos que tratan y seguir con los trabajos para la reconstrucción de sus instalaciones tras los destrozos, en lo que cuentan con la ayuda de Manos Unidas, organización que apoya desde hace años la labor del religioso y que actualmente financia 10 proyectos en República Centroafricana.
VIOLACIONES E INCENDIOS COMO ARMA DE GUERRA
Aguirre denunció el clima de violencia que reina en Bangassou desde el golpe de Estado, a manos de milicias que violan a las mujeres en presencia de sus maridos, queman casas y cometen matanzas entre la población.
"La violación ya se había utilizado como arma de guerra en África, pero ahora también utilizan el incendio", subrayó el misionero. "Solo en la jornada del 21 al 22 de abril incendiaron más de 900 viviendas y graneros en Ouango y asesinaron a una decena de personas".
Detrás de la guerrilla de Seleka, Juan José Aguirre ve la mano de países ricos, de los que no quiere decir el nombre, "que les están financiando con sus petrodólares" con el fin de hacer que toda África sea musulmana y "convertir a la República Centroafricana en la primera república islámica del Sub-Sahel".
Para poder seguir adelante con su labor, su diócesis ha creado la Fundación Bangassou ('http://www.fundacionbangassou.com'), a través de la que recaudan fondos mediante la organización de diversos actos, con el fin de reconstruir las instalaciones destruidas por la ola de violencia en el país, y también se pueden hacer donativos.
Para Aguirre, la intervención internacional en República Centroafricana es imprescindible para ayudar a la población en esta emergencia humanitaria, ya que de momento no se han adoptado sanciones contra los rebeldes ni intervenciones militares del calibre de las que se han llevado a cabo en otros países como Malí, Chad o la República Democrática del Congo.
Esto podría empezar a cambiar ahora, con la llegada al país de los primeros contingentes de las Fuerzas Multinacionales de África Central (Fomac), que cuentan con el apoyo del Gobierno francés, explicó el religioso.

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