"Las declaraciones irresponsables destinadas a explotar políticamente este accidente y dividir al mundo musulmán no tendrán efecto sobre el rol, el deber y la enorme responsabilidad del reino saudí de servir a los peregrinos", declaró el rey Salmán, quien presidía su Consejo de ministros en Riad, según la agencia oficial SPA.
Según el balance oficial de las autoridades sauditas, la gigantesca avalancha humana del 24 de setiembre en Mina, cerca de La Meca, provocó 769 muertos.
Sin embargo, de acuerdo a las cifras brindadas por 31 países, dadas a conocer este lunes, se establecería las víctimas mortales del accidente en 1.608, lo que haría de ésta la más mortífera catástrofe en la historia del hach.
Inmediatamente después de ocurrido el drama, las voces se alzaron de tono en Irán, rival chiita del reino saudí sunita, acusando a los responsables de Riad de incompetencia y una mala gestión en la organización de la gran concentración anual de los musulmanes.
En Turquía, un dirigente del partido islamoconservador en el poder llegó a proponer que su país organizara en lo sucesivo el hach, puesto que "los lugares sagrados del islam pertenecen a todos los musulmanes", declaraciones de las cuales se desmarcó inmediatamente el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
El rey Salmán, quien en la jornada reaccionó por primera vez a estas críticas, subrayó ante sus ministros que "el reino no permitirá jamás que quien sea, actuando solapadamente, ponga en tela de juicio" la organización del hach por su país.
Además, el soberano cuenta con el título de "Servidor de las dos Sagradas Mezquitas", los lugares santos de La Meca y Medina, ubicados al oeste de Arabia Saudita.
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