Rubalcaba quiere ganar

  • Alfredo Pérez Rubalcaba sorprendió ayer a quienes le daban por amortizado como líder del PSOE con un discurso vehemente en el debate del estado de la nación que reivindicaba el espacio de la izquierda para los socialistas, con un tono mitinero que ha despertado hoy todo tipo de especulaciones sobre su futuro.

Eva Santos

Madrid, 26 feb.- Alfredo Pérez Rubalcaba sorprendió ayer a quienes le daban por amortizado como líder del PSOE con un discurso vehemente en el debate del estado de la nación que reivindicaba el espacio de la izquierda para los socialistas, con un tono mitinero que ha despertado hoy todo tipo de especulaciones sobre su futuro.

¿Está dispuesto a presentarse a las primarias abiertas para repetir como cartel electoral a la Moncloa o simplemente ha dado el pistoletazo de salida de la campaña de los comicios europeos de mayo?

Algunos piensan que Rubalcaba presentó ayer su candidatura a las primarias con un discurso dirigido a marcar las diferencias ideológicas con la derecha y a reivindicar el lugar del PSOE como fuerza hegemónica de la izquierda frente al ascenso de IU.

Creen en sus filas que el secretario general del PSOE ha hecho su mejor discurso desde que ocupa ese cargo -que paradójicamente podría ser el último- y que, sin duda, ha salido reforzado del "cara a cara" con Rajoy.

"Señor Rajoy, ¿en qué país vive usted?" fueron las primeras palabras de un discurso lleno de trallazos y con las que consiguió poner en pie a toda la bancada socialista, que le aplaudió como cuando era ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno y castigaba verbalmente a la oposición desde su escaño al lado de José Luis Rodríguez Zapatero.

Su intervención estuvo llena de apelaciones a las clases trabajadoras, a la igualdad, a los derechos sociales, a la solidaridad, a las libertades públicas...

Un vocabulario de izquierdas, con los estandartes de la izquierda, con un tono más propio de un mitin, según diagnostican algunos diputados del PSOE, aunque otros consideran que hizo lo que tenía que hacer, después del discurso "irreal" y "triunfalista" de Rajoy por la mañana.

Incluso a las constantes referencias de Rajoy a su pasado en el gobierno, contrapuso su propia incursión en la hemeroteca y rescató un artículo del ahora jefe del Ejecutivo publicado en "El Faro de Vigo" en 1983 para ilustrar sus argumentos y reforzar la idea de que a la derecha española siempre le han sobrado la igualdad, los derechos y las libertades.

Pero la interpretación que se hace del discurso de Rubalcaba va más allá del hecho de pretender enfrentar los dos modelos ideológicos que representan PSOE y PP.

El mensaje de Rubalcaba también iba dirigido, según el análisis de algunos diputados socialistas, a frenar el avance por la izquierda de IU, que podía quedar certificado ya en las próximas elecciones europeas de mayo.

No obstante, el líder del PSOE tiene una rémora de la que le resulta difícil desprenderse y que sus adversarios, de un lado o de otro, le echan en cara cada vez que se les presenta la ocasión: fue ministro de Zapatero en los peores años de su Gobierno y respaldó los recortes de mayo de 2010 e incluso la reforma exprés de la Constitución.

Con ese "sambenito", el sector más crítico de su partido teme que mientras Rubalcaba continúe de líder sea imposible construir una alternativa que les haga creíbles ante la ciudadanía.

Hoy nadie duda de que Rubalcaba está dispuesto a echar el resto para que los socialistas vuelvan a ganar unas elecciones y de que no quiere pasar a la historia como el que llevó al partido a su peor resultado electoral, en noviembre de 2011, sino como el que consiguió la remontada más meteórica, a ser posible ya en mayo.

Lo que no se sabe, y él se empeña en no despejar el enigma, es su papel final en esa obra; por lo visto ayer, muchos creen que aún no ha decido pasar a segundo plano.

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