Sánchez aprovechará el debate para presentarse como la única alternativa

    • El socialista ha preparado el cara a cara en su propia casa, ayudándose de fichas temáticas elaboradas por sus asesores.
    • La corrupción y el paro serán temas centrales. El 'legado Zapatero', utilizado en otras ocasiones, el principal riesgo.
El secretario general y candidato del PSOE, Pedro Sánchez.
El secretario general y candidato del PSOE, Pedro Sánchez.

Las apenas dos semanas de campaña están siendo una montaña rusa para Pedro Sánchez. El candidato del PSOE se sabe en el punto de mira no solo del electorado, también de su propio partido, y por ello, en el cuartel socialista cualquier equivocación resuena el doble. Las últimas encuestas han dado un cierto aire-segundos, con desiguales distancias sobre el tercero, Ciudadanos-pero Sánchez sigue estando en la picota: un resultado inferior a cien escaños se considera un fracaso que él mismo asume.

Por ello, pese a los dos debates anteriores, el de este lunes reviste un significado estratégico. El tradicional cara a cara a dos toma en esta ocasión un cariz trascendental ante la emergencia de los nuevos partidos: es la reafirmación del bipartidismo por encima de los nuevos "experimentos", como acostumbra a apodarlos Rajoy. Pero, además, es la ocasión para que Sánchez se reivindique como la auténtica alternativa, la única, frente a Podemos y Ciudadanos.

Esa es la idea sobre la que se trabaja en Ferraz, donde se tiene claro que el ataque a Rajoy pasará por dos frentes: la corrupción y los escándalos políticos del partido y la débil recuperación económica, con una creación de empleo "sin derechos" y con un importante porcentaje de la población que sufre aún las consecuencias de los recortes de la última legislatura.

Si en el anterior debate 'a cuatro' Sánchez enfatizó la herencia de Zapatero, en esta ocasión se asume que ése puede ser terreno peligroso ante un presidente del Gobierno que ha utilizado precisamente con insistencia ese argumento en el debate parlamentario. No obstante, el líder socialista insiste en recuperar el legado de los gobiernos socialistas.

Lo hace en cada mitin, donde recuerda que fue bajo el mandato de Rodríguez Zapatero cuando se aprobaron leyes sociales clave, la de dependencia o la del matrimonio entre personas del mismo sexo, por ejemplo. Sánchez hablará de esa herencia, aunque seguramente no tanto como en otras ocasiones, habida cuenta de que Rajoy aprovecharía para darle la vuelta y sacar a relucir el fantasma de la crisis nunca nombrada y de la "herencia recibida", dos palabras que los populares han agarrado con fuerza en los últimos cuatro años y que impactan aún en la memoria de una buena parte del electorado.

Sin actos previstos este lunes, el candidato socialista dedica la jornada a preparar a conciencia el debate de esta noche. Sánchez confía en un reducido pero muy cercano equipo de colaboradores, encabezado por el portavoz en el Senado, Óscar López, y su equipo de comunicación, Ángel Faus y Antonio Barba, ambos con una amplia trayectoria de asesoría en el partido. Colaboran también distintos expertos y otros miembros de la Ejecutiva.

El secretario general socialista ha pasado la mañana en su casa repasando las fichas temáticas para enfrentar a un Rajoy que, en opinión de su equipo, podría adoptar una posición bronca. Sánchez, destacan, cuenta con la experiencia de los dos debates anteriores, que ha evitado el presidente. En ellos, se le recomendó combatir sobre todo el ascenso, ahora amortiguado, de Ciudadanos. El inesperado auge del partido de Rivera sorprendió en Ferraz, donde la campaña se había diseñado para encarar a Rajoy como único adversario y obligó a virar la estrategia para taponar la sangría de votos. Ahora, con las proyecciones más favorables, la contienda vuelve a ser la de siempre, la del bipartidismo cara a cara.

El mensaje de Sánchez va dirigido a los socialistas desencantados que han abrazado a Podemos o Ciudadanos, pero también, al aún elevado porcentaje de indecisos. Pese a que la participación se prevé muy alta, existe un altísimo porcentaje de votantes que todavía no tienen claro a quién dar su papeleta. Un seductor caladero para todas las formaciones, y especialmente para los partidos tradicionales, que tratan de presentar la experiencia como un grado frente a los recién llegados.



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